VIA CRUCIS CONFLICTIVO
Publicado el April 02, 2009
No quisiera tratar sobre temas o aspectos que le estén inyectando presión conflictiva al día a día de nuestro país. El desenvolvimiento está recargado del absurdo en todo lo que tiene que ver con el sosiego, con la tranquilidad, con la elemental consideración que merecen los hombres y mujeres de cualquier nación del mundo que solo aspiran a vivir en paz, limitando sus deseos a obtener el sustento personal y el de sus hijos, a cubrir las necesidades de su familia. Ante la gravedad del cuadro y el “parte de guerra” de los fines de semana, ya hasta las legítimas demandas de los ciudadanos de tener empleo, vivienda, futuro cierto para todos sus descendientes, se han reducido a velar por su integridad, por su salud, rogar a Dios porque ellos y los suyos se libren de la violencia criminal. Así es de indignante y deprimente el espectáculo.
No obstante, conforme lo hemos venido planteando en anteriores entregas (No Podemos Quedarnos Callados, No a la Resignación, Tengamos Fe), el drama in crescendo lejos de producir en el ánimo de los venezolanos sentimientos de temor, de acorralamiento, de derrotismo, ante la avalancha de la barbarie oficial solo se impone recordar que sí somos capaces de enfrentar con éxito a las atrocidades y que, particularmente, lo podemos corroborar y dar fe de ello quienes tuvimos la oportunidad, siendo muy jóvenes, de experimentar personalmente las prácticas de dominio y sumisión de la dictadura militar de Pérez Jiménez, similar a la actual en cuanto al desprecio de los derechos humanos y por supuesto a las respectivas Constituciones y leyes vigentes, en cada caso, hecha la salvedad de que la anterior sí tuvo una infraestructura física importante que mostrar y que la corrupción no era tan grande y generalizada como la de ahora, rememoración que con el perdón de los amables lectores traemos a cuento por haber sido integrante de las células clandestinas de estudiantes, maestros, pequeños comerciantes y obreros que sigilosamente se movieron, sin recursos, pero sí con ingenio, el corazón y las uñas, venciendo el miedo con el contacto boca a oreja, lograron despertar en civiles y militares –loas al coronel merideño Hugo Trejo- el movimiento que el “23 de enero de l.958” puso en fuga al dictador con la consiguiente caída estrepitosa de su régimen y sus esbirros. Son testimonios anecdóticos de acciones estudiantiles, cívico, militares, esencialmente democráticas, a las que no se le podrá endilgar el remoquete cobarde de desestabilización, de instigación a delinquir, muy de moda en los labios los actuales miembros de la AN, pues siempre serán el registro histórico de la acción colectiva, antes como ahora, y quedarán gravadas en páginas memorables como hazaña reivindicadora del pueblo, la “fuente ovejuna con voluntad creadora”.
Convencidos que sí podemos, no nos queda más que actuar. De nuestro lado está la sensatez, el pueblo harto de engaños, curado de falsas promesas, inoculado contra las prédicas de una revolución que en su haber solo tiene el fracaso en donde se ha querido implantar. Alertemos sobre el despilfarro, sobre la corrupción, sobre la incapacidad para solucionar los problemas básicos de la mayoría de nuestra población más necesitada, sobre la austeridad que solo ha servido para evidenciar el insulto de los sueldos y emolumentos de los jerarcas del régimen –entre 36 y 83 millones de Bolívares viejos-, en una década no se dieron cuenta de la abismal desproporción con el salario mínimo. Estimulemos la concienciación que ya empieza tomar cuerpo en los trabajadores, en los estudiantes, en los empresarios, en los padres de familia y amas de casa para quienes no habrá como aliviarles el dolor de la pérdida de sus hijos, asesinados por el hampa y cuerpos de seguridad policiales, y la angustia por la incertidumbre de saber que la criminalidad mantiene la voracidad en su hartazgo de sangre. Pensemos en que la crisis financiera, económica, global mundial, sí nos afectará, más por la incapacidad del gobierno central, que lejos de estudiar y aplicar medidas para atenuarla y superarla, se desvive por golpear a los Estados –Ley de Descentralización- , a perseguir y hacerle el gobierno y la administración imposible a los Alcaldes y Gobernadores que no le son afectos, a hacer cierta la amenaza soez del Presidente Chávez de meter preso a Manuel Rosales, Alcalde de Maracaibo, acto que pasará como canallada grotesca en los anales de la persecución arbitraria y despótica. Amén del acoso y persecución a militares que no son del redil, a empresarios industriales y agropecuarios, algunos ya expropiados de sus fábricas y fincas, porque dentro de la estrategia revolucionaria hay que procurar la sumisión por la vía del empobrecimiento.
La reflexión en esta Semana Santa habrá de ser que si a Venezuela se le ha impuesto en la actualidad un VIA CRUCIS CONFLICTIVO, previo el ruego, DIOS no premiará con la esperanza de la fe cristiana en que muy pronto e indefectiblemente tendremos la resurrección de la vida democrática, la libertad y la paz.
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