TIEMPOS DE MENSAJES
Publicado el December 09, 2009
La navidad siempre ha sido la época del año en que nos invade una sensación de acercamiento a las costumbres y valores que enaltecen a los seres humanos en su inmaterialidad inasible; eso, que se ha llamado “espíritu navideño”, deslucido por el afán de desviar los hermosos sentimientos hacia la especulación mercantilista con miras a hacer fabulosos negocios, contrarios a la humildad de la choza, del pesebre, en que vino a la luz el Hijo de Dios, en parto de la inmaculada Virgen María, ante el hombre trabajador y santo, San José, en compañía de animales de labranza, la mula y el buey, como para completar el cuadro, el más sencillo, que da origen a la infinita grandeza de nuestro credo.
Así vista, la navidad en el presente año no podemos dejarla avasallar porque los días trascurridos del mismo estén cargados de incongruencias –somos el país con las mayores reservas de petróleo del mundo, el pueblo se está empobreciendo, y sus recursos los estamos despilfarrando, regalando, robando-, de amenazas y confiscaciones a los derechos naturales y constitucionales – la inseguridad en la vida y en los bienes es noticia alarmante de todos los días-, de perder aceleradamente las condiciones y características de país civilizado –vivimos sin energía eléctrica o regimentada apunto de exacerbación del más paciente, con escasez de agua, de alimentos, de medicina, de repuestos, importando hasta lo que antes era orgullo de la producción nacional, todo por culpa de la incapacidad, de la impericia, de la desidia, de la improvisación del gobierno central, más centralizado ahora que nunca, aparte de las desviaciones aberrantes de los recursos presupuestarios en compra de armas, de financiamiento en el mundo de las relaciones internacionales en ese empeño de exportar la “bolivariana”, e impresionar y comprar sumisiones y adhesiones de mercenarios revolucionarios izquierdistoides, impregnados de cocaína, cafeína y whisky, y ser viajeros y turistas privilegiados con interpósito pago de los servicios hoteleros con cargo a las partidas que generosamente maneja el jefe y los jerarcas del régimen. El más reciente destape de la corrupción espantosa en el mundo bancario, asegurador, bursátil, importador y aparentemente exportador, aparte de petróleo no hay nada que exportar, no puede taparse con el sacrificio de unos cuantos aventajados discípulos a quienes se les enseñó el arte de la magia de sacar billetes de los verdes de una boina roja, porque al conejillo, que salpicó de estiércol no solo a los magos que estaban en escena, se le cambió por bonos basura, depósitos inconmensurables, comisiones y contratos privilegiados, hechos todos bajo la mirada complaciente, encubridora y cómplice del alto gobierno que ahora no sabe como apagar el ventilador que se metió en la cloaca para dispersar partículas y olores de la inmensa plasta –el término es presidencial-. Pero si la intensión no es encubridora y los delitos ya están al descubierto, es imprescindible ir a los dueños y dirección de este circo del horror y del asalto a los bienes del erario público y de los ciudadanos, meterse en los camerinos, llamar a los payasos e informarse hasta con los vendedores de boletos de entrada al espectáculo del engaño de la gran estafa que está montada con sugestivo nombre: “Viaje de un país rico a un país pobre, en vehículo de primera, el remozado socialismo del siglo XXI”.
Antes del cierre del año se presentarán otros hechos de impacto, no importa a quienes se lleven por delante ni a los miles de ciudadanos que pueden afectar y hasta arruinar, lo que interesa es que el jefe entre al próximo año, que es electoral y muy importante para los planes reeleccionistas, sin máculas ni traspiés, y la gente se olvide de los muchos descalabros que en once años ha tenido. Con igual intensión se manda a los otros poderes a decir y hacer sandeces. Los amables lectores conocen ya muchas, pero hay una que recientemente la “echó a andar” la Sra. Estela Morales, Presidenta del Tribunal Supremo, quien en un alarde erudición jurídica pone a dar vueltas al Barón de Montesquieu (en el infierno en donde seguramente se encontrarán) al ir en contra de “la separación de los poderes” y manifestar su desagrado por la división. Olvidándose que en materia de derecho y su ejercicio, más si se trata de una magistrada, debe “prescindirse de sutilezas y puntos de mera forma”. Aparte de que su norte debe ser la Constitución de la República Bolivariana vigente. Para élla vale un mensaje, no se rebaje tanto, respete la majestad de su cargo y por favor oriente la administración de justicia para que sea, por lo menos en esta navidad, un valor único en el ser humano.
Volviéndonos al momento, reconciliémonos con su grandeza y tengamos la seguridad que nada ni nadie podrá desviarnos del camino del amor al prójimo, la esperanza, la libertad y la paz. DIOS BENDIGA A VENEZUELA.
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