Alberto Nicolás Newman Briceño

Nov 21, 1936 – Jun 06, 2025

Artículos de opinión del distinguido Dr. Alberto Newman

En memoria de un hombre sabio, íntegro y comprometido con su país.

TIEMPO DE EMPEZAR A REFLEXIONAR UN POCO MÁS

Publicado el June 06, 2011

Pienso que los venezolanos deberíamos estimularnos un poco más para reflexionar sobre lo que ocurre en el país, poniendo mayor énfasis en la conformación del futuro, visto éste como el mundo en que las torpezas o los aciertos con que tratemos y manejemos el presente, inexorablemente se reflejará en la realidad de aquel que ya se avizora, cargada de inmensos problemas y que, por ser común a todo el planeta, sólo podrá enfrentarse con algún grado de éxito, si las naciones desde ya estudian y planifican los correctivos de los desastres, anunciados.

Esta preocupación se hace más grave porque en Venezuela, en la actualidad, el cuadro por demás tétrico, no nos mueve a actuar con la intensidad de la magnitud del daño que, pudiera ser aún mayor si no lo enfrentamos con las reservas de ciudadanía que ciertamente tenemos. Vaya algunos pocos señalamientos que, a manera de verbo y gracia, nos llaman responsablemente la atención: El país se consume y envilece por el desangramiento estúpido, ensañado en sus jóvenes, en cuyo sector poblacional, la criminalidad, con su segmento criminógeno de instigación a delinquir, llega a cifras topes de hasta más de 50 homicidios por cada 100.000 habitantes. No hay duda que el lenguaje agresivo y el armamentismo oficial y realengo tienen gran culpa del registro de atrocidades de las páginas rojas. El oficial, reconocido por el Ministro de Interior y Justicia, cuando señala que el 20% de las policías está comprometido en hechos delictivos -homicidios, atracos, extorción-, así como la gentes de la banca, privada y pública, entran en calidad de socios cómplices en la mayoría de los atracos a los clientes que van a sus taquillas; son empleaditos subalternos; los hay de alta jerarquía que son verdaderos ladrones, con otros estilos de robar, reconozcamos que algunos han caído y están presos.

La criminalidad viene a ser causa y efecto de la inmensa descomposición del país, de la inseguridad en todos los órdenes, de la entronización de la violencia, de la ostentación del poder (los regímenes fachistas, naci-fachistas, comunistas, franquistas, llegan al paroxismo mostrando sus ejércitos, con sus divisiones, armamento y equipamiento. Recordemos las poses bonapartescas, de hierática locura de Hitler, de Stalin, Mussolini, de Kim Il Jung, presenciando sus desfiles militares. Y el pueblo en trance hipnótico de nacionalismo alienante.

Pensemos en cómo nos ha ido invadiendo la droga, en toda su compleja maraña, de tráfico –somos país puente-, de distribución, de lavado, de negociados, de complicidad, de consumo, de contaminación, de envilecimiento, de muerte (Walid Maked es toda una enciclopedia). Y qué decir de los niveles a que han llegado los Poderes Públicos, cuando ni siquiera se exige respeto a su majestad, a su independencia, a su indeclinable deber de respetar y hacer respetar la Constitución y la Leyes. Y están postrados ante la violación de los derechos humanos, ante la impunidad, el odio, la división y exclusión infame de la sociedad, estas últimas haciéndose presentes como acicate revolucionario para cometer canalladas, disparates, que está llevando a la ruina a toda la nación. ¿Qué otro calificativo merece la confiscación de fincas, en plena producción, de edificios, de empresas, de terrenos, sin observar derechos elementales, sustantivos y procedimentales.

Lo que vemos actualmente en Venezuela es realmente un cuadro que no se lo deseamos a ninguna otra nación del mundo, porque lo que podría haber sido el período histórico de mayor desarrollo, dado los inmensos recursos que nunca antes los habíamos tenido -cerca de un billón de dólares- se dilapidó de tal suerte que decirle corrupción, irresponsabilidad, ineficacia, ya no tiene sentido, puesto que la única idea que ocupa la mente del gran gobierno es mantenerse en el poder y todas sus neuronas, sí es que algunas le quedan sanas, a trabajar para fabricar mentiras, como aquella de las 150.000, 200.000 y 2.000.000 de viviendas; de la seguridad agroalimentaria; de la eliminación de la pobreza; del aumento de la producción y productividad; de que este año no tendremos inflación. Y ese insulto al derecho de la ciudadanía de considerarse insustituible en la conducción del Estado, con lo que se le cercena y burla a miles de hombres y mujeres, que lo harían mil veces mejor, la oportunidad de servirle a la nación, ejercitando el principio de la igualdad ante la Ley, sirviendo de estímulo al desarrollo democrático que ve en cada uno de los habitantes la potencialidad de u n Gran Jefe de Estado. Trece años dicen mucho al respecto y ¡Por Dios!, reflexionemos sobre la angustia de prolongar la agonía, y nutrámonos en la esperanza de que lo vivido y sufrido no puede ir más allá de las elecciones presidenciales del mes de diciembre del año 2012.

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