Alberto Nicolás Newman Briceño

Nov 21, 1936 – Jun 06, 2025

Artículos de opinión del distinguido Dr. Alberto Newman

En memoria de un hombre sabio, íntegro y comprometido con su país.

TENGAMOS FE

Publicado el March 25, 2009

Esta vez, de entrada, quisiera saludar como es costumbre entre los venezolanos: ¿Qué hay, cómo estás? Y copiar también la respuesta: “Bien chico… hermano…pana”. Me freno para no decir más nada. La razón es sencilla, tal vez simple, porque si agregamos algo es para referirnos a la catastrófica situación a que ha llegado el país por obra de quienes arribaron al poder hace diez años. Las expectativas que se crearon se han esfumado y hoy, ya no hay duda, el cuadro que observamos es de tal naturaleza confusa, errática, desoladora, que a nadie, ubíquese en las filas de los simpatizantes del régimen o abiertamente en el bando opositor, le salen expresiones de optimismo como para acompañar al saludo de frases esperanzadoras. Estoy seguro que las más recurridas serán de este tenor: -El país anda muy mal-, -Dios quiera que encontremos salida a semejante desastre-. Si las conversaciones se alargan y se logra intercambiar ideas sobre la incertidumbre, la inseguridad, la preocupación por el futuro incierto de nuestros hijos, nietos, y la espantosa idea de pensar que nos toque vivir una experiencia como la cubana, durante los últimos 50 años, la dictadura Castro-comunista, la interlocución podría ser deprimente. Es precisamente en este punto en donde quisiera centrar la motivación y el propósito de este artículo periodístico.

En anterior entrega expusimos nuestras ideas sobre el rechazo a la resignación, a no dejarnos amilanar por este torbellino irracional de incongruencias, de querer hacer de Venezuela una nación dividida sembrada de odios, a acabar con la idiosincrasia convivencial del venezolano sin complejos, abierto al mundo, hermanado con razas, creencias, culturas, posiciones sociales, económicas, políticas, todas esas virtudes que con hace decir, con euforia, que tenemos el país más bello de todos. Pero hoy, visto como la arremetida va más a fondo a pisotear derechos constitucionales, a privar a las regiones, Estados, de los recursos que le son propios, a no querer que los gobernadores y alcaldes demócratas ejerzan el mandato que les han conferido sus respectivos pueblos, quisiéramos agregar a aquella advertencia que no solo debemos erradicar conductas de pasivismo cómplice ante la burla y desprecio a la ciudadanía, sino que es necesario despertar en todos los sectores de la sociedad el espíritu de lucha, de enfrentamiento a la arbitrariedad, al autoritarismo entremezclado con engañosa prédica populista que pone en evidencia el poco valor que se tiene por la inteligencia del venezolano, pero también desnuda al socialismo del siglo XXI como la más descarada estafa ideológica para encubrir el primitivismo militarista de abuso del poder y de trácalas para poner en manos de los jerarcas del régimen –civiles y militares-, los medios e instrumentos de dominio para su enriquecimiento a cielo abierto.

Da pena detenerse a ver las medidas y que para neutralizar el efecto devastador de la crisis económica mundial y la debilidad de nuestros recursos, acentuada por la caída de los precios del petróleo y la torpeza con que se ha manejado la que fuera la mejor empresa para explotar este rublo en el mundo, PDVSA. Mayor insulto no puede hacerse a las clases más necesitadas, citemos solamente dos de las medidas del “paquetico”: el aumento del 3% al IVA –equivalente al 30 % - y 10% y 10% al salario mínimo, como si no contara la inflación del 2008, contabilizada en 32% y la del presente de 35% a 40%. Según calculo de analistas muy serios. Endeudar más al país con recursos financieros internos; es decir, con ahorros de los venezolanos, y frenar obrar públicas necesarias, las mismas que no se hicieron cuando las arcas estaban rebosantes, son también otras cortinas que tratan de esconder la manifiesta incapacidad para gobernar y administrar en las buenas y en las malas –vacas gordas o vacas flacas-. Pero la pena no se desprende solo de las actuaciones del Poder Ejecutivo, tal vez sea mayor si la enfocamos hacia el Legislativo en donde la representación se anota a congraciarse con el Jefe a quien se le rinde pleitesía en torneo de mediocridad apostando a ser cabritos grandes, sin importarles el mandato que deberían tener siempre en cuenta a la hora de defender sus regiones. La llamada Ley de Descentralización es grotesco atentado a la evolución del concepto federal y flagrante desconocimiento a los intereses de los Estados. Igual o peor es el bochorno de la pena si la vemos circunscrita al Poder Judicial, en donde pareciera que la enjundia de sus decisiones y sentencias corre en dirección contraria a la carrera estratosférica de sus sueldos.

Por conocidas no creo que deba abundar más en consideraciones como las anteriores, ya los cuadros están conformados, y por muy optimistas que seamos no podemos esperar que lo que ha sido reiterativo en eso de demostrar incapacidad para conducir el país se cambie de la noche a la mañana. Nos acompaña sí el convencimiento de no haber aceptado el desprecio a la cultura de la convivencia como algo fundamental para el mantenimiento y fortalecimiento de la democracia, y que la llamada revolución, inspirada en el socialismo del siglo XXI, no es más que un revoltillo de ambiciones personales, aderezadas con teorías y prácticas obsoletas, fracasadas en todas partes del mundo y que si aún persisten como en Cuba, en Corea del Norte, ya no pueden dar más que lástima. Hacemos votos porque estos rezagos primitivos pronto sean simples reseñas de un pasado bárbaro. Tengamos fe en la seguridad de que nuestra Venezuela, esta “tierra de gracia”, registrará el momento aciago como un paréntesis desgraciado de su historia, más temprano que tarde.

← Volver al índice