Alberto Nicolás Newman Briceño†

Socialismo Endógeno Y Capitalismo Exógeno

Publicado el November 19, 2010

Anunciada y puesta en práctica, por parte del gobierno central, la arremetida para hacer sentir aún más la adocenada “revolución” -12 años le parecen insignificante- y que a no dudar tuvo en el resultado de las elecciones del 26 de septiembre próximo pasado, las parlamentarias, el efecto de un garrochazo lanzado por las manos diestra de un labriego a las ancas de los enyuntados bueyes, que pareciera que ya están cansados de arar en el erial de disparates y de engaños, debe verse ahora como actos de desesperación, aderezados por el presentimiento del miedo increcendo de saberse, los jerarcas del régimen, irremisiblemente condenados a la pérdida del asentimiento de las masas, la consiguiente defenestración del poder y lo que seguramente le corroe las entrañas, sabiendo que en esta vida las fechorías todas se pagan. Así deben verse las acciones que van desde el desboque legislativo, tratando de aprovecharse de una mayoría absoluta, ilegítima, por su puesto, con la que desde hace cinco años abusan y hacen lo que les da la gana, ajena a la Constitución y Leyes de la Republica , con el impulso y la anuencia del jefe máximo, y en este momento, apresurándose a instrumentar las llamadas leyes orgánicas del poder popular, nombramiento de magistrados y otras menudencias; así como también habrá de verse las declaraciones de u n jefe militar, que aparte de ejercitar un rastacuerismo vergonzoso para cualquier ciudadano en mayor grado lo es para quien se supone tiene una formación respetable, a no ser que coloquen al interlocus en penosa y desvergonzada petición de favores para enturbiar averiguaciones sobre conducta ilícita, que ya en otras latitudes son motivos de encausamientos jurídico penales. El ascenso a general en jefe, dicho al voleo, es insumo de psiquiatría.

La arremetida del radicalismo tiene un campo que nos toca directamente y que pudiera ser la más perversa manera de cobrarle a los productores, agricultores, industriales, su irreductible firmeza en la civilidad y en mantener sus predios, fábricas, empresas (nadie se ha ido del país para evadirse de esta realidad atropellan te). El empeño de confiscarle sus bienes para acrecentar cada día más el “capitalismo de estado”, aparte de la irresponsabilidad de conllevar la ruina a toda la nación, se quiere impregnar de soberbia, de que soy guapo, estoy armado y los militares me apoyan y además cumplo con empobrecer al país para que las masas tiendan la mano y yo generosamente les dé el mendrugo, como en Cuba. Por eso las órdenes van cargadas de arrogancia, de autocratismo pudiéramos decir, cuando se dictan, en cualquier acto en que la verborragia es pecta: “exprópiese”.

Pero este radicalismo pudiera ser sintomático de algo más podrido, que no es lo que ya hasta las nauseas olfateo la nación con el descomunal negocio de la importación de alimentos, con su sobornal de comisiones, sobre facturaciones, robos descarado, porque este gobierno yendo a fondo, con su administración e implantación de políticas descabelladas ha reducido la capacidad de la nación de producir comida -soberanía agroalimentaria- y hoy por hoy su gran obra es tener que importar más del 75% de lo que consumimos. Con la advertencia que se compra, única y exclusivamente, en el exterior, a personas y empresas capitalistas. Es decir, el socialismo venezolano (S.XXI) favorece y fortalece al capitalismo extranjero, a costa del empobrecimiento, ruina y desaparición de lo hecho y fomentado por los hombres y empresas venezolanas.

La incongruencia de tener u n socialismo endógeno que se ha estructurado y actúa para favorecer el desarrollo del capitalismo exógeno solo puede entenderse por la obsolescencia de la supuesta doctrina que la inspira y el interés de quienes aún la practican, el castro comunismo cubano. En realidad no pueden actuar de otra manera pues la base de sustentación es el petróleo, el producto capitalista por excelencia, manejado por divisas dominantes, dólares y euros (el trueque solo cabe en la mente de los parlamentarios rojo-rojitos con neuronas trogloditas que ven posible cambiar el oro negro por armas de destrucción y muerte ¿para qué?

Dios quiera que la sensatez no demore mucho en hacerse presente en Venezuela, cansada y mancillada como está de tantas violaciones a la Constitución y las Leyes, los disparates y que revolucionarios, la vocinglería oficialista y ahora militar que nos muestra ante el mundo civilizado y decente como unos mansos idiotas. Que en pleno ejercicio de la personalidad, la virilidad, arrojo y determinación característicos del hombre y mujer venezolanos, para orgullo de las futuras generaciones, sin otras dilaciones que las legales y humanas, recobremos plenamente la institucionalidad, el estado de derecho, la democracia y la paz.