REALISMO MÁGICO TEÑIDO DE SANGRE (Al Dr. Alberto Peña cronista ab honorem)
Publicado el November 05, 2011
Los afectos por la tierra donde fui a parar, después de un largo viaje por camino de recuas con pernocta en el Regocijo, sitio de obligado descanso de los arreos de mulas y de los hombres que cargaban café desde La Azulita a Lagunillas, vía La Osa, La Sabana, La Trampa, conocido antes como Los Albornoces, hoy La Monja, porque en este mismo lugar un arriero poseyó a una monja que le encomendaron trajera en su recorrido y que tal vez el frío -2.150 m.s.n.m.- explica el atrevimiento, que arrepentidos después los fugaces amantes imploraron convertirse en piedra que allí está como testimonio de la encantadora osadía, manteniéndose aún como referencia del sacrificio y la reciedumbre de los seres que transitaban por tan inhóspitos parajes, me dan pie para seguir contando que el camino no lo hice, me llevaron metido en un canasto de ojos, envuelto en trapos (los pañales y la ropa interior eran de tela donde se ensacaba la harina), puesto en la espalda y acido a la cabeza, con pretal, del obrero –pión de confianza- a quien se le encargó el carricito. En el caso de marras soy yo, que con la suerte de haber llegado vivo a la casa en San Miguel de Lagunillas supe y conocí después que quien me cargó en el artefacto de bejuco –moderno moisés- se llamaba Simón Manrique ¡Dios lo tenga en la Gloria!.
En Lagunillas transcurre mi infancia y por esos puedo dar fé que no hay otra tierra en donde las espinas del cardón y la guasábara no son más que agreste adorno pues no hieren a los indios del enclave que llegó a ser grande antes de la conquista, con su laguna de urao que sabe a lágrimas, y sus tejos de carbonato –sustituto de la sal- que truecaron con otros habitantes de los páramos de la Guarura y el Tambor. Con su Quinanoque por donde llegaron, bordeando la laguna, los primeros intrusos de España, para quedarse en el Viejo Almacén, y dejarle nombres agregados a los “mucus” como la Alameda, el Molino, la Trinchera y San Miguel. Y acaso algunos apellidos del Viejo Continente como Gutiérrez, González, Rojas, Guillén, Peña, Puente y Vielma, Varela y Valero, Carrillo y Rangel.
Les aseguro que Lagunillas es única, que el agua de la laguna de urao pone el pelo lacio y amarillo. Quien dude que es mágica dese un paseo por la laguna de urao a las 6 p.m. y siéntese en su orilla a pensar, puede ser a pescar carpas que si logra alguna y la adereza con bastante limón en vez de tierra sabea limón. En todo caso no se ha perdido nada y ha ganado tranquilidad en el alma.
Pero a esta tierra del “realismo mágico” le anulan su encanto hechos muy lamentables: uno, haber tenido durante los últimos años gobernantes que no tienen idea de su responsabilidad, ejemplo: Construirle defensa a la carretera de la Trampa cuando no han sido capaces de limpiarles las cunetas, botar los derrumbes y ampliar un poquito, las partes que son muy estrechas.- La trampa y sus alrededores son los lugares de mayor potencial turístico del Municipio Sucre. Y dos: la criminalidad en Lagunillas ha ido in crescendo. Se corrobora con el reciente asesinato, en el Molino, de un joven que conocí como excelente herrero, llamado José, vilmente degollado para quitarle su moto. El encanto de cualquier región del mundo deja de serlo cuando pasa a ocupar las páginas rojas de las noticias.
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