POR UNA AUTENTICA Y RESPETABLE REPRSENTACION EN LA A. N.
Publicado el April 13, 2010
Empeñarse en destacar las características, cualidades, atributos o virtudes, méritos, que deben tener quienes nos representen en la Asamblea Nacional que habrá de elegirse el próximo 26 de septiembre, creo que es un afán plausible al que debe prestársele mucha atención. Los ciudadanos de cualquier Estado de la República, si realmente quieren que este poder público no ofrezca el triste espectáculo del actual cuerpo legislativo, deben ser exigentes y en muchos casos deben manejar el derecho al sufragio como el “voto castigo”. En todo caso ir a votar con entusiasmo y fé.
En este enfoque coincidimos tanto quienes aún mantienen adhesiones o simpatías con el régimen –militantes del PSUV o independientes chavistas- como ese heterogéneo caudal de ciudadanos, definidamente de la oposición, indiferentes que no comparten tamaño despelote y hasta los llamados “ni ni” que ya están viendo de cerca como a ellos también les tocará su “tatequieto” e igual que en Cuba nadie podrá decir: conmigo no se metieron y me respetaron mis bienes y mi derecho a opinar. La razón es muy sencilla; todos, o casi todos, que de alguna manera han formado parte de la cultura democrática, que quiérase o no empezó a tomar cuerpo desde l.936, con mayor impulso en el hecho histórico de la promulgación del Estatuto Electoral de l.946 –Junta Revolucionaria de Gobierno presidida por Don Rómulo Betancourt- que es cuando hace acto de presencia la soberanía popular para que a partir de aquel momento nada ni nadie pueda desconocerla, así le parezca fácil o la engatusen corrientes totalitarias. Todos –en este conteo global responsablemente nos incluimos-, vemos con horror, como en efecto lo estamos observando, que un poder, como el legislativo (la grandeza de las instituciones republicanas radica en la separación autonómica y en el equilibrio sin sumisión de los poderes públicos) pueda convertirse en un antro despersonalizado de la prestancia y el orgullo de ser la genuina expresión del federalismo histórico, la descentralización , y el debate tenga por esencia la defensa sin límites de los derechos humanos. Da dolor, matizado tal vez de desprecio, ver como se esgrime el librito que contiene el texto de la Constitución para argumentar apoyos a leyes, presentadas por el ejecutivo para su discusión y aprobación, que no solo la desconocen, sino que expresamente sus disposiciones fueron rechazadas, por voluntad mayoritaria –con un contundente NO- por la mayoría de los electores consultados el 02 de diciembre del 2007.
El único ejercicio de inteligencia que hacen los actuales legisladores es levantar la mano: hacia arriba, para aceptar y aprobar cualquier cosa que se le ordene –ya sabemos por quien-, y hacia el frente, para recibir los cuantiosos emolumentos, ¡sueldasos! por cierto. Bueno, también utilizan las dos manos para aplaudir, son muy buenos aplaudidores de cualquier ocurrencia que venga de altas esferas. Hay excepciones, honrosas y dignas de repetir, y otras que pasan agachadas, tal vez por vergüenza. Lamentablemente para la mayoría de la AN, supuestamente revolucionaria, el vocablo “vergüenza” es un prejuicio “pequeño burgués”.
Lo antes expuesto nos reafirma en el convencimiento de estar viviendo un momento de muchas exigencias para el ciudadano venezolano que requiere de un examen de conciencia a objeto de buscar en nosotros mismos, en nuestras mentes, en nuestros corazones, en nuestras vísceras, las motivaciones más decididas, fervientes, resueltas, para enfrentar el absurdo del paréntesis irracional que ya copó una década, y es por lo que quienes tenemos más años, estamos obligados a ver y actuar para enfrentarlo y erradicarlo, estimulando la acción de los más jóvenes y de los menos jóvenes, y desde ya tener el reconocimiento orgulloso de nuestras mujeres, hombres y niños que estarán siempre en la búsqueda por el reencuentro de un futuro cierto, esperanzador, libre, en paz, democrático. La elección de una nueva Asamblea Nacional nos convoca a todos para ese acto maravilloso de rescatar la República. El próximo 26 de septiembre lo haremos con mucho gusto, GRACIAS A DIOS.
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