PINTAS Y REPINTAS
Publicado el January 16, 2010
Confieso que mis vínculos con el campo, producto tal vez de genes ancestrales y del convencimiento que buena parte de los problemas que aquejan la sociedad venezolana, sin el tal vez, son producto del abandono que se instauró en Venezuela desde que la explotación del petróleo convirtió al país en estado rentista que hizo olvidar la atención hacia el desarrollo de las actividades productivas sustentables, la agricultura, la ganadería, la industria manufacturera, corriendo el agro la peor suerte pues no solo afectó sus productos sino que además se ensañó, con olvido y desprecio criminal, en las gentes y pequeñas poblaciones que vivían y habían logrado que alguno de sus productos –ganado, cacao, café- fueran rubros de exportación y generación de riqueza para la nación, lo cual en lo que a mí respecta, me llevan a decir que de mis profesiones, abogado, empresario del campo, diletante que algunas veces pergeña artículos para los medios de comunicación social, mi preferencia es la autocalifícame de labriego.
Pues bien, como labriego quiero darles a mis amables lectores la impresión de lo que es motivo de conversación, en los primeros días del año, en lo que queda de las sociedades rurales y es la de ver, predecir digamos, lo que ocurrirá en su curso, tomando como elemento anunciador el comportamiento del tiempo de los doce primeros días de mes de Enero, llamado también las “pintas o cabañuelas” y que a fuer de ser sincero , debo también confesar, por lo que se ve, se siente y se palpa, lucen muy poco halagadoras, catastróficas. Si esta entrega, el artículo, sale a la luz , del sol muchísima, que “suda negros y tuesta blancos”, y de Cadafe, la empresa generadora de energía eléctrica del Estado bolivariano y que revolucionario, obscurantista por lo visto, escasísima, ruinosa e indignante para el pueblo, convertida –la luz- o mejor dicho, los apagones, en dispositivos para liberar interjecciones que por razones obvias callamos, y en el gran negocio para la importación de planticas eléctricas, calculando que el alumbramiento del mismo sea para después del quince de Enero, debemos necesariamente decir, sin pretender ser profetas del desastre, que el año 2010 será extremadamente difícil, retador de la capacidad de aguante de los venezolanos, pero esperanzador por cuanto tendremos oportunidad de demostrar la capacidad que tenemos para superar con éxito las adversidades. Agréguese que la devaluación de la moneda, aislada truculencia para poner en manos de Chávez descomunal caudal de dólares a objeto de disponer a su antojo de recursos para inclinar al electorado en la escogencia de los “representantes del pueblo” en la Asamblea Nacional y se repita el cuadro del cuerpo legislativo que sólo sabe “levantar la mano cuando se le ordena” y de tenderla para recibir cuantiosos emolumentos.
Forzoso es concluir que la naturaleza nos presagia fuerte y prolongado verano, y que además el gobierno central, con deliberado propósito, le traerá al país una sequía, aún más perversa, en todo lo que tenga que ver con su desarrollo. Lo que se diga en contrario es “otra mentira más” porque a quien se va a engañar con prédicas equívocas, demagógicas –los venezolanos somos tolerantes pero no tontos- anunciando bonanzas cuando desde ya sabemos que la comida, aumentada en un 20%, tendrá un recargo por importación, transporte, distribución y mercadeo de 100% y que para satisfacer nuestras necesidades alimentarias tenemos que importar el 70% de lo que consumismo. ¿Habrá algún incentivo para producir leche o carne cuando el propio gobierno nos pone a competir en desventaja con Brasil, Argentina, Nueva Zelandia y otros, sin importarle que los productores nacionales vayan a la ruina? He utilizado los términos truculencia y engaño. Si nos detenemos a pensar en su significado, en nuestro auxilio viene la sospecha que nos despertó el por qué el Sr. Presidente, que se encadena por “quítame estas pajas”, las medidas las hace públicas en un programa ordinario, después de fiestas, un viernes –el viernes rojo-, anocheciendo, como para que el pueblo, “el paganini” no lo percibiera en la magnitud del desastre anunciado. El domingo siguiente tiene el tupé de decir que “las medidas económicas que armaron un alboroto”, tienen como fin principal incentivar la producción nacional. ¡Qué carujada!
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