Alberto Nicolás Newman Briceño

Nov 21, 1936 – Jun 08, 2025

Artículos de opinión del distinguido Dr. Alberto Newman

En memoria de un hombre sabio, íntegro y comprometido con su país.

PEDIMOS UN MILAGRO

Publicado el August 13, 2020

Todos los días doy Gracias a Dios por estar vivo, pero confieso que en los últimos días, las gracias que doy o pido, van por la mitad, porque en Venezuela la existencia en sociedad se ha hecho invivible. Subsistir en un mundo en donde la escasez, en buena parte privación, atormenta hasta humedecer los ojos por no saber si el “pan nuestro de cada día se nos da hoy” en ración suficiente para estar medio vivo y el de mañana, ya no es pan, es el contenido incierto de una caja miserable de mendrugos, rellenada de la más grotesca corrupción y de los perversos deseos de ver partir a los más jóvenes, a los de musculo y mente activa, empujados a otros lares, no para que calmen y sacien su hambre, sino para que lleven consigo los problemas, sus carencias, sin reconocer que es un desangramiento de la patria que llevan en sus corazones y fuga de talentos de los pocos que aún quedan. No tengo por qué pedirle a Dios me perdone si nuestras exigencias, ante el cuadro dantesco de la desaparición de la República y el envilecimiento de sus gentes, está al borde de pedir un milagro. La Iglesia Católica Venezolana, que nos mantiene el alma nutrida de esperanza y fe, es templo de sabiduría espiritual, es caja de resonancia de todas nuestras penurias, es el recinto sagrado para comunicarnos con Dios, debe permitirnos que esta imploración, con humildad, “alma, vida y corazón”, le llegue al Papa Francisco, y sea Su Santidad quien le pida a Maduro que se vaya, y nos deje el camino libre para que los venezolanos transitemos con la verdad hacia la reconstrucción de la Venezuela que todos queremos. Mientras el tirano permanezca en el poder, usurpándolo, sin que exista el menor indicio de resolver una sola de las calamidades que sufre la nación, por incapacidad y porque sigue instrucciones del castro-comunismo, que está visto orienta su dominio en el empobrecimiento y la ignorancia (ser rico es malo- un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción), no habrá salida civilizada a la tragedia, y las lágrimas, la sangre, las muertes, serán la crónica del día a día, la reseña triste de un acontecer reiterativo de malas noticias. Desde hace tiempo Venezuela es referencia obligada para ocupar los últimos puestos en todo lo que pudiera significar desarrollo, prosperidad y bienestar social. Somos los primeros de los malos y los últimos de los buenos, Nos sobran razones para pedir e impulsar el cambio. Es existencial la súplica. ¡POR DIOS…Hasta cuando!. Ya no se trata de un peligro inminente que pudiera dar base a la acción que desde estos mismos comentarios reiteradamente hemos planteado, como “el estado de necesidad”, la “responsabilidad de protección”, así se le nombra en derecho internacional. Es que en Venezuela la destrucción está consumada; por eso el rescate debe contar con acciones extraordinarias, heroicas, con participación de todos. Hemos resistido y el aguante no ha tenido límites, pero reconozcamos que la dilación de la salida ansiada, ha significado para todo el pueblo un martirio, con muertes y penas en demasía. Invocar el Poder de Dios, es alivio, bálsamo y luminosa esperanza, que enaltece la grandeza de la condición humana. Con amor y fe, justicia y paz. DIOS SALVE A VENEZUELA.

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