MUCHA PRUDENCIA Y OTRO TANTO DE FIRMEZA
Publicado el September 25, 2011
Ser prudente no es quedarse callado o cruzarse de brazos. Es adecuar la mente y la acción en una combinación del quehacer humano para que lo que se observa y amerite tomar decisiones se traduzca en soluciones efectivas, lejos de improvisaciones que agraven lo que se quiere corregir o vaya a generar nuevas situaciones o conflictos que escapen a nuestra capacidad de enfrentarlos. Si le agregamos firmeza es para reafirmar la voluntad de actuar, sin dobleces, sin temores. Recordemos aquel consejo de formación familiar, de esencia cristiana: “ayúdate que Dios te ayudará”, que en labios de nuestra madres era una palmadita de aliento, un mensaje para “echar pa’lante”, protegido con la sabiduría y bendición divina que solo puede venir de nuestras progenitoras.
Prudencia y firmeza son expresiones que cobran un gran sentido en la actualidad que vive y sufre Venezuela. El cuadro no puede ser más tétrico; pero llegar a extremos de no saber qué es lo que realmente tiene el Sr. Presidente; si su salud es una simple afección que lo imposibilita encadenarse por horas, como nos tiene acostumbrados, o por el contrario la gravedad es de tal magnitud que solo su anuncio traería consecuencias impredecibles, nos lleva a pensar que no es por prudencia la manera como evaden los jerarcas del régimen la obligación de informar con claridad a la nación, dando lugar a que los ciudadanos den rienda suelta a su imaginación, en trote de incertidumbre que pudiera resultar algo más dañino de lo que se quiere ocultar, tanto en lo que respecta a la insania del Primer Magistrado, como a cualquiera otra urdimbre que tenga que ver con el control absoluto de las instituciones gubernamentales, por tiempo indefinido, viniendo a ser, por consiguiente, el secretismo, la fuente mayor de trastrocamiento de la vida política de la nación, con sus implicaciones en lo social y económico de todo su desenvolvimiento. Reconozcamos como valedera la actitud del Sr. Presidente de darle a la reticencia sobre los anuncios de sus enfermedades, un sesgo de seriedad con sus recientes declaraciones sobre la certeza de sus males y su disposición de tratarlos en Cuba, pero siguen en el aire preguntas que seguramente no van a encontrar repuestas convincentes para tranquilidad de la ciudadanía. Vaya unas pocas: ¿ Por qué se le tiene tanta desconfianza a los profesionales de la medicina de Venezuela –que los hay muchos y muy buenos- y no se le realiza aquí todo cuanto sea necesario para su posible sanación?. ¿Por qué no se encarga al Vicepresidente durante su ausencia?. ¿Para qué esa parafernalia de “días ecuménicos” , no por universales sin por ridículos, de actos propios del esoterismo, de la “macumba”, del “bilongo”, de la hechicería que se practica cuando no hay buena luz eléctrica?.
Las interrogantes vienen también acompañadas del deseo de no entrar en una escalada de aspiraciones y cálculos irresponsables, nada piadosos por aquello que el dolor ajeno conmueve, así sea en cuerpo que “bueno y sano” no quisiéramos que continúe al frente de la conducción del país, por lo que Dios nos habrá de dar la satisfacción de ganarle las elecciones de 07 de octubre del 2012, con la mayor firmeza. Deseo y preocupación que vale tanto para el régimen del Sr. Presidente como para la MUD.
Tengamos claro que si para el Sr. Chávez “no hay nada más peligroso que la verdad” ocultarla en su caso no convierte la mentira en la panacea de sus dolencias, por lo que debemos ver la realidad de Venezuela, incluido sus quebrantos de salud o enfermedades ciertas, con la mayor prudencia y firmeza.
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