Alberto Nicolás Newman Briceño

Nov 21, 1936 – Jun 06, 2025

Artículos de opinión del distinguido Dr. Alberto Newman

En memoria de un hombre sabio, íntegro y comprometido con su país.

MIL RAZONES PARA SER OPTIMISTAS

Publicado el May 18, 2011

Sin detenerse en análisis profundo y precisos cálculos sobre lo que puede ocurrir en las elecciones de Presidente, Gobernadores y Alcaldes, legalmente previstas para finales del año 2012, cualquiera que se atreva a predecir sus resultados –en esto los venezolanos somos buenos aficionados y de mente fecunda- tendrá que reconocer, en primer término, que son muy pocos los que quieren la continuidad del régimen y que llámense “chavistas” y hagan profesión de fé revolucionaria o nó, en su gran mayoría los venezolanos desean de todo corazón que lo visto y sufrido en estos últimos 12 años, así unos cuantos se hallan llenado los bolsillos a manos llenas –desobedeciendo el consejo del comandante de “ser rico es malo” ¡qué molleja!-, no vaya por ningún concepto a repetirse.

El cuadro no puede ser más tétrico, porque si nos refugiamos en el convencimiento que no puede prolongarse más del 2012, pues ya para muchos el año y medio que falta pareciera una eternidad, la capacidad de aguante pudiera flaquear y hasta asomarse el desencanto de considerar infructuosos los esfuerzos que se hagan para rescatar la institucionalidad, que es el objetivo más claro que tenemos para salvar la República; y que tiene el régimen en su empeño de seguir destruyéndola –caos estratégico- para hacer olvidar su ineficacia y fracaso, cómo si el común no tuviera memoria, y ver que a diario se tapa la excrecencia, como el gato, anunciando nuevos planes, nuevos programas, nuevos ministerios, misiones, alianzas, bancos, dádivas y convenios internacionales. Internamente la protesta, la frustración, el engaño, las promesas fallidas, y el país, en sus cárceles, en sus calles, en sus plazas, desangrándose; y en sus industrias, factorías, empresas y campos, expropiadas, arruinándose. La nación convertida en teatro del absurdo, del “ahora si vamos a construir viviendas”, del “atrás quedó la recesión en Venezuela”, del “que tenemos asegurada la seguridad agroalimentaria”; lo de las malas vías es mentira, el desempleo es falso, la criminalidad inventos de la 4ª., la escasez especulación, el acoso a las universidades vivezas, las huelgas de hambre guarimbas,

Realmente que el empeño del continuismo –reelección- es un insulto. A quien se le puede ocurrir que los venezolanos olviden que en una docena de años el mandato fundamental de administrar, la más fabulosa riqueza –cerca de un billón de dólares- que junto con la gobernabilidad y el desarrollo económico social constituyen la trilogía en que descansa la responsabilidad de conducir la nación y ejercitar las funciones del Estado, el jefe del gobierno central, el mismo que aspira la reelección, que lo ha hecho tan mal, dando muestras de incapacidad e ineficacia imperdonable, de corrupción sin límite, de erráticos lineamientos políticos, tenga el descaro de convertirse, o mejor de estimular el mega egocentrismo que le caracteriza, en un ser insustituible,

Las elecciones que se avecinan y que bullen en nuestra mente con efecto mortificante como para que no nos olvidemos que en cada una de nuestras manos el poder popular deposito la soberanía de la nación como república independiente, debemos verlas como única oportunidad para encausare el país por la institucionalidad, equivalente a decir por la interpretación correcta de la Constitución y la Leyes, por la decencia en el ejercicio de los cargos públicos y, por sobre todo, porque no abone con actos y convenios absurdos y prácticas corruptas, la disposición de continuar mostrándose ante el mundo en los topes de la criminalidad, la insensatez, el despilfarro, la falta de oportunidad de empleo para sus propios hijos, el empobrecimiento generalizado, las adhesiones con causas y regímenes que el mundo civilizado condena, y las aberrantes simpatías y estrechos lazos de identificación con mandatarios, mandones o reconocidos dictadores de la talla de los Castro, Saddam, Gadafi, y otros tanto que dan nauseas.

Son miles las razones para ser optimistas. Basta conversar con el amigo, con el paisano, con el taxista, con la mujer, en el mercado, en el pequeño negocio, en la cola de los bancos , en el pago de los servicios, en la calle, en la plaza, en donde quiera que esté un hombre o mujer pensando en positivo, en Venezuela, siempre habrá esperanza. No tengamos miedo.

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