LLAMADO A LA CONCIENCIA DE LOS “NI NI”
Publicado el July 21, 2010
Va por delante el respeto que siempre he tenido por la opinión ajena, por la decisión y disposición del semejante, por la manera de ser, de expresarse y la de exteriorizar cualquier sentimiento o idea que tengan o profesen los ciudadanos en relación a los múltiples requerimientos que la vida misma les plantee y que espontáneamente o bajo presión tomen partido para fijar posición o defender equis causa. Entiéndase que este respeto por el ciudadano en su actuación predominantemente pública tiene que ajustarse a la observación de una conducta orientada al cumplimiento de la Constitución y las Leyes, así como en menor grado al convencionalismo social del decoro, la decencia, y el buen vivir –las elementales reglas de urbanidad- que la sociedad, para efectos de hacer grata y tolerante la existencia, espera de todos sus miembros. Quede claro también que no compartimos las motivaciones que pudieran llevar a la ciudadanía a inhibirse para no comprometerse, si los hechos o los actos son de tan naturaleza que nadie pueda escudarse en nada para no evidenciar su falta de preocupación o indiferencia. De aceptarse este último comportamiento caeríamos en la formación de una masa poblacional amorfa y despersonalizada, como las piaras o rebaños, para solo compararlas con algo que desde el punto de vista humano pudiera ser menos ofensivo si el símil lo hiciéramos con los batallones hitlerianos, estalinianos o de King Il Jung (Corea del Norte) -las multitudes envilecidas ante los autócratas, los déspotas, los tiranos-.
Lo dicho en el párrafo anterior nos abre el campo para entrar en consideraciones sobre unos calificativos, puestos de moda por los analistas, las encuestadoras también, de la situación del país cuando abordan las alineaciones de la población según su aceptación –oficialistas- , rechazo –opositores- o indiferentes –NI NI- ante ese cuadro tétrico en que se ha convertido Venezuela por obra y gracia del régimen que desde hace aproximadamente once años se instauró en el gobierno, y que con definido programa de empoderamiento absoluto ha venido controlando todos los entes públicos y metiéndose en el mundo privado –hasta con nuestras sagradas creencias- y que para transformarlo “revolucionariamente”. ¡Qué molleja de disparate , como dicen los amigos maracuchos¡ La referencia al tiempo -11 años- tiene importancia porque nos da pie para medir la intencionalidad del proyecto: instaurar un régimen Castro-comunista, y por sobre todo, tener una idea de la magnitud del catastrófico desastre, que expresado en dólares pasa de 960.000 millones. A parte de poder apreciar la escasa capacidad de los jerarcas para entender que lo que aquí se está haciendo, a impulso de los Castro (Raúl lo ha dicho: “somos una un misma cosa”), la implantación del comunismo científico, la puesta en práctica del marxismo leninismo, es históricamente inviable (fracasado en la URSS, en la Europa del Este, en Vietnam, y en vías de serlo en China, en Corea del Norte; en Cuba el fracaso es crónico, endémico). Equivalente, el tiempo de estar en el gobierno, a más de dos periodos constitucionales de la era democrática, ni remotamente el actual régimen puede compararse con uno solo de ellos, a menos que no sea para ganarle con muchísimos cuerpos de ventaja, en corrupción, en despilfarro, en inseguridad, en asquerosa mediocridad para saquear el erario público, en tiempo perdido en horas hombre, encadenado insensatamente hasta el cansancio, con eslabones de mentiras, de fantasiosos relatos, de ridículos cuentos pseudo-históricos y por vías de hecho a dedicarse a fabricar capotes –trapos rojos- y potes de humo, para tapar o desviar el inmenso asombro y preocupación de la ciudadanía ante tanta irresponsabilidad y desfachatez. Pena y asco.
Creo que lo dicho no es más que minúsculas partículas de una descomunal irresponsabilidad, que todo el mundo la conocen, incluidos los “NI NI”, a cuyo sector, con el mayor respeto, de manera especial me dirijo, viéndome en la necesidad de hilvanar estas consideraciones, seguro que su gran mayoría siente y les duele la destrucción de nuestro hermoso país, de sus instituciones republicanas, por lo que quisiera que este brevísimo ensayo periodístico, transmita una invitación a la reflexión para que entendamos que la salvación de la República nos compromete a todos. EL PRÓXIMO 26 DE SEPTIEMBRE, se producirá un acto de soberanía popular que marcará un hito en la historia del rescate de la democracia, si vamos a sufragar y ejercer el voto con entereza, responsabilidad y conciencia.
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