Alberto Nicolás Newman Briceño

Nov 21, 1936 – Jun 08, 2025

Artículos de opinión del distinguido Dr. Alberto Newman

En memoria de un hombre sabio, íntegro y comprometido con su país.

LA REPUBLICA AUSENTE LA NACION PRETERIDA

Publicado el July 23, 2020

Hoy por hoy la República de Venezuela parece que no está presente. Lo que fue su pasado heroico se diluye en caldo de lágrimas de felonías militares que han ocupado el país y sumido a los hombres, herederos de gestas libertarias, en una sociedad de cómplices que solo ven en la corrupción el aliciente de su accionar en la vida pública, impulsado solo por el afán inconmensurable de dominar y enriquecerse, comprometiendo la vida y la libertad del conciudadano que ose oponerse o cuando menos disentir. Por gracia divina y reminiscencia de lo que siempre animó las luchas por consolidar la República, demostrada con prestancia política, no siempre bien intencionada, durante 40 años, 1958-1999, lo que ha pasado y está pasando en los subsiguientes 20 años, está bien diagnosticado , e identificado los responsables del más espantoso crimen de civilidad cometido contra gentes e instituciones democráticas, de derecho y humana convivencia. Descubro la intensión del comentario, cuando insisto, con reiterada pasión venezolanista, en el “estado de necesidad” que estamos padeciendo y en que la soledad de la República está en la pobreza de la memoria y el empeño de mantener en pantalla el culto a la repetición conductual de la mentira. Y ese reiterado enfoque del personaje, nefasto desde cualquier ángulo, quien desde el “por ahora” se le metió al cerebro del pobre hombre y del hombre pobre, sin que decencia y docencia alguna se le enfrentara al maligno atropello. El mismo método de embrutecimiento aplicado hasta la saciedad en países como Alemania con Hitler, en Rusia con Stalin, en Cuba con Fidel. Modestia aparte, me permito recordar que en el Senado de la República presentamos un proyecto de ley: “ley de promoción de la ciudadanía venezolana” –anticipo de la preocupación por el desastre que se veía venir- sin suerte de ser aprobado por no haberle dado “urgencia parlamentaria” entre otras argucias negligentes. Consciente ahora como entonces , recalco que el problema mayor es la educación. Bien y visionariamente lo dijo Bolívar: “Un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción”. “Moral y luces son nuestras primeras necesidades”. La República está abandonada a las manos de sangre y corrupción de civiles y militares –mafias- que conforman ya un régimen dictatorial que controla de manera absoluta los poderes públicos, con ofensivas incursiones en normativas constitucionales, electorales, para aparentar legitimidad. Pero con prepotencia y descaro, encumbrados voceros, hacen alarde de no entregar por ningún concepto lo que para ellos es un botín, no una república. Para hacer más vergonzoso el despojo, no ocultan que cumplen órdenes y están al servicio de Cuba, Rusia, China, Irán, con participación en el narcotráfico e injerencia de cuerpos armados como la FARC, el ELN, y un etcétera , programado extra fronteras para empobrecer, embrutecer, envilecer, hasta verle hueso a la intemperie a los indígenas que ocupan sus propias tierras en el arco minero de Guayana, sin fronteras, sin soberanía, en donde tampoco hay presencia del país porque nacionalmente la República se esfuma en la bruma desértica del gran ecosidio, ordenado desde Miraflores. La magnitud del daño a la nación es universal; el mayor, sin querer, lo hace la diáspora migratoria porque es su gente activa -5.000.000, mente y músculo que van a producir y servir en otras tierras. Por fortuna llevan en el corazón la patria y es la garantía más preclara del retorno, al cesar el despojo. En un mano a mano con quienes aquí estamos reconstruiremos el más bello y encantador país de América. No hay una sola razón para que Venezuela no abrigue el convencimiento que pondremos fin a la dictadura. Casos como el de Nicmer Evans, con su Punto de Corte y la canallada de mandarlo a detener, son sobrada evidencia. Está cerca el desenlace. Civiles y militares, que circunstancialmente apoyaron lo que desde el “por ahora” se consolidó como una dictadura y ofrece un cuadro dantesco a extremo de borrar la República y convertirla en un país refugiado en su propia intimidad, empobrecido, encaminado a sepulcral destino, tiene y lo va aplicar, con la ayuda de Dios, el antivirus para la defenestración de Maduro, paso fundamental para el resurgimiento de la golpeada patria, la histórica, la gloriosa , la inmortal. Nos acompaña la Iglesia Católica Venezolana, los estudiantes, las mujeres, los profesionales, los agricultores y ganaderos, los hombres y mujeres de buena voluntad, todos los demócratas del mundo. Somos el 93% de la población que quiere el cambio libertario, sin violencia, sin retaliación, con amor a la patria, con optimismo, justicia y paz. Termino con un mensaje para la reflexión: “cuando hay hambre y virus en puerta no hay nada más inútil que un fusil”. Pensemos que si la última ratio de la deshonra es la recompensa de cinco millones de dólares por el Presidente del TSJ, Maikel Moreno, dispuesta por la Justicia Norteamericana –Ministerio Público- con lo cual se engloba en la captura a toda la nomenclatura de los “pro-hombres” del régimen, sin que haya una excepción para confirmar la regla, pues la encabeza Maduro con quince millones de dólares, y la sigue su estado mayor, los representantes encumbrados de los poderes públicos, coincidiendo con los sancionados por la UE, la conclusión es que no hay títere con gorra decente. El arrase es total. Por ser la Asamblea Nacional la que se excluye de estos señalamientos, vergonzosos en sus alcances, corresponde a la misma, amparada en su autoridad moral y legítima representación, tomar las riendas de la conducción y en la persona de su Presidente, Juan Guaidó, -reconocido por 58 países democráticos- poner fin a esta afrenta que vive Venezuela y sufren sus hijos. Como ciudadano de la república, y profesional del derecho –abogado de la república- con el mayor respeto y comedimiento opino que la Asamblea Nacional, presidida por Guaidó, debe convocar a la ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE, con mandato soberano originario, para darle cuerpo a una Carta Magna, que en primer lugar restituya el estado de derecho, defina con la mayor claridad los poderes públicos, les limite sus prepotencias, acoja con el mejor criterio las recomendaciones de las academias, la sociedad civil, las universidades. Por supuesto, barra las rémoras que todo el mundo conoce, que hasta son sancionadas internacionalmente. No nos llamemos a engaño: con actos electorales parciales, interlocutorios -simulacros- el país no saldrá del foso putrefacto en que se encuentra. Estamos muy mal, pero tenemos inmensas reservas morales que nos llenan de optimismo. Cada día la dictadura acusa debilidades que presagian los estertores de su agonía. Los buenos somos más. Nuestras defensas –armas- son la FE, la VERDAD, la JUSTICIA, el AMOR, la PAZ y DIOS.

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