Alberto Nicolás Newman Briceño†

LA ONU ENTRE EL DERECHO Y LA FARSA

Publicado el October 21, 2019

¡Claro que es desconcertante que en la Asamblea de las Naciones Unidas, celebrada el 17-10-19, se haya elegido a Venezuela, en reemplazo a Cuba, como miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. En ese foro mundial todavía está representado el resto de gobierno usurpador de Nicolás Maduro y su séquito de militares, alto mando, y magistrados del TSJ, que en conjunto ya los ha calificado el mundo democrático como régimen dictatorial y en el pueblo sus créditos están a la par de las monedas criollas, no valen nada. Pero pongámosle a este anuncio un poquito de reflexión, partiendo del balance, justamente del trato que tanto Chávez como Maduro le han dado a la nación. Son 20 años en donde lo menos que se ha dicho es que los derechos humanos se violan todos los días y que ambos tienen un prontuario, con querella acusatoria por lo que respecta al segundo, Formar parte de un cuerpo deliberante que tiene que ver con el respeto al estado de derecho, como presupuesto imprescindible para que impere todo lo que conforma el estatus de la persona humana, como ser libre, su desarrollo y sus anhelos de bienestar y de realizarse en el presente y en el futuro, es aspiración que debe ir acompañada de credenciales indubitables por el país que se postule. Por desgracia el régimen, gobierno usurpador, no las tiene; al contrario, Venezuela, en este momento está severamente acusada por un organismo de calificación y misión específica, la Alta Comisionada de los Derechos Humanos que la Sra. Michelle Bachelet ha ejercitado con pulcritud, concretamente ha presentado un informe sobre lo vivido y sufrido por la ciudadanía venezolana, apreciado como instrumento probatorio que no admite descargos y ya es base del juicio en la Corte Penal Internacional por delitos de lesa humanidad, imprescriptibles. En estas condiciones es un contrasentido, es un insulto al derecho la actuación del l7-10-19. El hecho histórico que Maduro y su Canciller dice que representa, se puede aceptar como un atentado suicida a la representatividad y loables objetivos que la ONU tiene. No ahondemos más en este desquiciamiento que de locura ya estamos hartos. Tomémosle para destacarlo porque en el caso de Venezuela es la ignorancia inducida, como lo es todo lo que el régimen programa y hace para minimizar la grandeza de su pueblo. Empobrecer por robo y despilfarro de sus riquezas; minar su salud, con evidencias de muerte por hambre por desnutrición, por mengua: limitar y acosar la educación, con particular ensañamiento en sus maestros, educadores, profesores universitarios. La gentes sin empresas, sin talleres, sin comercio, sin trasporte –consumidas millones de horas hombre en las colas por combustible, sin ningún provecho para la nación ni quien las pierde. Las fincas agropecuarias apenas subsistiendo, sin trabajadores en los campos, con economías de conuco. Por supuesto todo está registrado con marcha en retroceso. Los militares venezolanos no tienen memoria, no se acuerdan de Machurucuto, ni de sus familias que también ha engrosado la diáspora migratoria, sin las penurias del común. Ah, los militares de alto rango se olvidaron que de sus filas salen también muertos y no son soldaditos, son oficiales que piensan que se está destruyendo la institución armada, la otrora gloriosa FAN, de pundonor impecable, respetada dentro y fuera del país. El tema da para muchas consideraciones pero creo que debo rematar con una modestísima recomendación en el sentido de significarle al Presidente (E) Guaidó que asistido de la representación que le da la Constitución y el reconocimiento de 56 países miembros de la ONU –justamente en donde impera la democracia- su posición, luego del rechazo a lo acontecido, debe ser la de dejarlo de lado y el tiempo que podría emplear en el exabrupto dedicarse a acelerar la total recuperación de la institucionalidad y atender la gravísima situación que está llevando al pueblo a la desesperación, el suicidio y la muerte por hambre, por carencias de todo tipo, La ONU cuando tome conciencia de sus actuaciones se lo agradecerá. La decencia también se recupera. Demos gracias a DIOS por mantener la entereza y a la Iglesia Católica por nutrirnos en la fe y la esperanza que la libertad, la justicia y la paz están cerca.