INVIAVILIDAD DEL PROYECTO
Publicado el August 19, 2009
El proyecto de Chávez, que ya ha logrado configurar un régimen autocrático militarista, viene dándose por entregas desde algo más de una década. Es tiempo suficiente como para delinear sus características y examinarlas, en la medida de lo posible en una entrega periodística, que tal vez podría ser una escusa a mis limitaciones, tomando para ello solo algunos aspectos que consideramos básicos. De entrada, el calificativo de revolución socialista del s. XXI nos ubica en la presencia de un proyecto político que tiene por base la transformación de la sociedad y el estado bajo la concepción de cambio total para poder llamarse “revolución”, con fundamento en la aplicación de la filosofía del materialismo histórico que resumida en sus manifestaciones más conocidas se expresa en la homonimia del filósofo fundador, Carlos Marx, y el político pensador que lo lleva a la práctica, Lenin, o sea el marxismo –leninismo. Dicho en términos de jerarquización academicista es lo mismo que se ha calificado como el socialismo científico=comunismo. Pero aún teniendo este impulso que creo no es común en los militares que juraron su alzamiento en el Samán de Güere, veinte o más años antes del golpe de estado frustrado contra el gobierno constitucional de Carlos Andrés Pérez -04 de febrero de l.992- pues lo que sí es indudable fue ese engrudo bolivariano que los unía a todos, en defecto de ideas claras para explicar y justificar su felonía. El Sr. Chávez y sus adláteres abrazaron esta filosofía después de arribar a la Presidencia de la República por votación mayoritaria, cierto, lo que nos lleva a pensar que en esto se copió también de Fidel Castro que se declaró comunista y se plegó a la URSS tiempo después de bajar triunfante de la Sierra Maestra. Es decir, la ideologización, resumida en el término Socialismo del s. XXI, viene a ser para el chavismo, que dice “yes”, una plataforma que hizo aguas en otros mares, que no tiene ninguna consistencia como para aguantar el peso de infinidad de argumentos que destruyen su viabilidad, corroborado históricamente en la debacle de los países que fueron comunistas. En la URSS, su cuna de nacimiento y en donde se alimento con sangre que generosamente le suministraba Stalin –Gorbachov lo descubrió a tiempo- duró algo más setenta años. Que si se mantiene en Cuba, a duras penas, es por las muletas nutridas del erario público venezolano y la celestinesca ambigüedad yancófila que sostienen a decrépitos déspotas sin renovación posible. Al igual que los Castro, Chávez no tiene quien lo sustituya y por consiguiente hasta por ley biológica y fisiológica el derrumbe de su parafernalia será más temprano que tarde.
Lo dicho sería suficiente, pero creemos que es necesario para que no quepa ninguna duda de la inviabilidad del proyecto, a título solo de anuncios, señalar aspectos que son incontrovertibles. Internamente el régimen nuestra estar inmerso, o mejor dicho, de estar contagiado de males irreversibles. Sin orden de prelación, anótese, la corrupción que le carcome sus entrañas, al extremo de ser diagnosticado como el país donde el nivel de este flagelo es el más alto en el concierto de naciones civilizadas del mundo. La violencia y criminalidad, hermanadas para hacer de la inseguridad el principal motivo de preocupación de los venezolanos. En nuestro país que ya supera a Colombia, Brasil y Méjico en los índices de homicidios -50 por cada 100.000 habitantes- el grado de angustia crece porque aparte de estar pendiente de quienes engrosarán las listas de los fallecidos en manos del hampa o cuerpos de seguridad, con el espanto de que pudiera ser el fin de nuestra existencia o alguno de nuestros seres más queridos, se tiene el convencimiento de que entre los factores de estímulo está el lenguaje y la prepotencia oficial, con expresiones proféticas del desastre que anuncian “vientos de guerra” y, por si fuera poco, reconocido por el Ministro Tareck El Aissami –Barinas 17/08/09- cuando dijo que el 20% del total de hechos delictivos que se producen en Venezuela lo cometen los policías.
Parejo con los señalamientos antes hechos están otros aspectos que se conectan con ellos y tienen la misma irreversibilidad. Su control por parte del Gobierno Nacional ya no es posible, viniendo a ser caballos desbocados que para pararlos hace falta un tremedal en donde se hundan los cascos de la bestia con el riesgo de clavar de cabeza en el fango de la ciénaga al jinete que provocó la estampida. El pueblo sabe que haber roto el equilibrio de los poderes públicos es irreversible, que la voracidad para obtener prebendas, poderes y dinero es insaciable, que lo peor que le puede ocurrir a una nación es el irrespeto a la Constitución y Leyes y que la ´pérdida de su institucionalidad es más grave cuando se alambican instrumentos legales como la nueva Ley Electoral, la Ley Orgánica de Educación, la Ley de Tierras Urbanas, que aparte de ser violatorias de procedimientos de rigor científico, legislativo y jurídico, atentan contra derechos humanos inviolables, la libertad en la formación de la personalidad, derecho de los padres de educar a su hijos, el sagrado derecho al sufragio y representación de las minorías, la descentralización, el libre albedrío, la libertad de expresión y pare de contar. Por eso y mucho más, esto no puede durar. Tengamos fé.
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