Alberto Nicolás Newman Briceño

Nov 21, 1936 – Jun 06, 2025

Artículos de opinión del distinguido Dr. Alberto Newman

En memoria de un hombre sabio, íntegro y comprometido con su país.

HISTORICO Y FOLKLORICO

Publicado el April 27, 2010

Los actos para considerarse históricos deben ser acontecimientos donde y cuando concurran especiales circunstancias capaces de marcar en el transcurrir del tiempo un hito en el momento en que se producen con fuerza memorable para dividir el pasado que les antecede y el futuro que los proyecta; es decir, tienen que ser intrínsecamente transcendentes. Venezuela es fecunda en actos históricos (utilizo el término acto al de hecho, que también se estila: “hecho histórico”, porque el primero se conforma por la decisión y voluntad de los hombres) de muchísima significación y ante los cuales la crónica nacional o regional, en todo caso patriótica, obliga a llevar un registro y a tener en cuenta que el amor y el respeto al país se funda en el conocimiento de su trayectoria histórica (Permítaseme recordar que en el Senado de la República en el año 1998 presentamos un proyecto de ley, con este propósito, denominado: Ley de Promoción de la Ciudadanía Venezolana).

Las disquisiciones del párrafo anterior vienen ajustadas al momento porque en este año, el “19 de abril” se cumplieron doscientos años de haberse producido uno de los actos históricos, si nó el mayor, que marcan el destino de país como república independiente, evidenciando la decisión de la sociedad civil de ser libre de la dominación extranjera. Aclaro que el protagonismo del Cabildo Caraqueño tuvo la inspiración de representar la Capitanía General de Venezuela por lo que la profesión de fe en respaldar a Fernando VII debe entenderse como una decisión muy bien meditada y hábilmente instrumentada, ya que al rechazar al Capitán Vicente Emparan se hacía contra la usurpación francesa, napoleónica, pero en esencia era contra España; es decir, contra la dominación extranjera. Por consiguiente, el alumbramiento, el parto de la creatura de la independencia, lo constituye el acto histórico de “El 19 de abril de 1.810”. Vale la pena destacar, por su significación, la parte anecdótica del feliz momento en que, más pudo el dedo del Cura Madariaga, incitando al Nó, que la representación del imperio, en la personal del militar Capital Emparan, a quien habrá de reconocérsele la vergüenza que manifiesta al decir: “si no quieren que yo mande, yo tampoco quiero mando”.

Una fecha de tanta significación necesariamente tiene que ser conmemorada no solo como efemérides patriota, pues se corre el riesgo de ser otra más y hasta convertirse en rutina festiva, bonita y alegre, similar a fiesta patronal, folklórica. Debe ser vista y pensada en la transcendencia de su lección perenne. Más, si esa lección ha estado vigente durante doscientos años. Obviamente, todos abrigamos la idea que así iba ser. Las expectativas creadas por el régimen cuando anuncia y prepara su celebración como el Bicentenario de la Independencia nos alentó el convencimiento que la desunión y la retaliación se dejaría a un lado, que por el momento habría reconciliación, que la grandeza de la gesta estaría muy por encima del empeño centralizador, autocrático, y que a todos los venezolanos se nos reconfortaría el orgullo de haber logrado la emancipación en forma pacífica, civilizada, convivencial, patriarcal si se quiere. Civilmente heroica. La crueldad y el derramamiento de sangre, vino después, tal vez así lo quiso la soberbia, la agresividad imperial europea, española. Lamentablemente comprobamos que nada de estos buenos deseos se respetaron. Más pudo la tozudez “revolucionaria” y por desgracia hemos presenciado unos espectáculos, que ni de circo son buenos, en donde la mediocridad se a morocha con la ofensa, pues no de otra forma puede verse los desfiles de tropas de países sojuzgados por dictadores, de la presencia de quien representa el despotismo más viejo del planeta y que tuvo el atrevimiento imperdonable de invadirnos –recuérdese Machurucuto- y de la señora que debería haber pagado la deuda, antes de hacerse parte del desprecio a los estudiosos venezolanos a quienes corresponde el irrenunciable derecho de magnificar la gran fecha histórica. Concluimos diciendo que no por ser muchos los agravios desconocedores de la lección perenne, el 19 de abril de 1.810 perderá su enseñanza, la misma que nos hizo, nos hace y nos hará NACION LIBRE Y SOBERANA.

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