Alberto Nicolás Newman Briceño

Nov 21, 1936 – Jun 06, 2025

Artículos de opinión del distinguido Dr. Alberto Newman

En memoria de un hombre sabio, íntegro y comprometido con su país.

GOLPES Y GOLPITOS

Publicado el August 05, 2009

Pudiera ser que el tema de Honduras, visto como sucesión de acontecimientos políticos de mucha trascendencia en la vida y desenvolvimiento de las repúblicas latinoamericanas, revista una especial importancia, no tanto como hechos históricos con visos de recurrencia de golpes de estado tradicionales, sino como algo más, en donde se cambian los factores que ordinariamente en ellos han intervenido, fundamentalmente los de fuerza, internos –militares- y los externos que desde cuerpos de inteligencia y ministerios o secretarías de estado solapadamente ayudan a preparar el zarpazo.

En el caso de Honduras vemos con estupor como el propio Presidente, José Manuel Zelaya Rosales, quien dentro de muy pocos meses debería entregar su mandato al sucesor que el pueblo elija el 29 de noviembre próximo, sin que él pudiera, bajo ningún concepto, optar a la reelección –cancerígena práctica que con ropaje revolucionario pretende imponerse en indoamérica- con estímulo externo se envalentonó y de manera encubierta, pues quiso meter gato por liebre, “inocente” encuesta para preparar revocatorio de la Constitución de su país, se empeñó en desconocer expresas disposiciones legales de su carta magna y desafió y enfrentó a los otros poderes públicos hondureños. Si estableciéramos una relación de causalidad es el propio Zelaya el causante del mal causado: el golpe de estado. Pero lo que llama más la atención es observar a los factores externos desbordados en la supuesta condena, arrastrando con sus ímpetus a organismos multilaterales que lejos de ocuparse de los grandes problemas que aquejan la humanidad, pierden el tiempo y evidencian su mediocridad con resoluciones penosas, amén de que sus representantes montan teatro del ridículo para encubrir su incapacidad. Bastaría plantearse, a título de insumo para la reflexión, sí golpistas, convictos, confesos y festejantes, e invasores de nuestro propio país, puedan con la mayor desfachatez, ir a pontificar y proponer medidas de aislamiento, cercas de hambre y hasta amenazas de utilización de cuerpos armados para por vías de hecho, restituir la constitucionalidad que en sus territorios no respetan. ¿Es que acaso la OEA, el ALBA, la ONU, son cámaras hiperbólicas para anestésicos borrones de comportamiento a quienes en sus prontuarios no pueden ofrecer más que engaño, dominio y opresión? Los venezolanos, en solidaridad con el pueblo hondureño, debemos por lo menos recordarles a Fidel y Raúl Castro la invasión de Machurucuto, la de Oriente, la de las Costas Falconianas. Y con el debido respeto al “líder” si no le suena y le huele algo el Museo Militar. Por supuesto que los golpes de estado del 04 de febrero y 27 de noviembre de 1.992 no justifican el que está por probarse en Honduras.

Cuánto quisiéramos no vernos en la necesidad de escribir estas cosas. Si lo hacemos es por lo bueno de recordarle a nuestros conciudadanos que los golpes de estado son condenables, vengan de donde vengan. No obstante, es elemental considerar también que por desgracia los golpes de estado son vistos con lentes de interés político y conveniencia estratégica y, por consiguiente, no siempre la objetividad priva a la hora examinarlos con rigurosos criterios jurídicos para impartirles la sanción histórica que se merecen, independientemente de la atrocidad que se cometa.

Creemos necesario agregar, haciendo la salvedad de apreciar –sin complejos ni prejuicios- que lo que estamos viendo desarrollarse en Honduras no puede tomarse como motivo de acoso y persecución a la pequeña y digna nación, por lo que nos parece un exabrupto, rechazable desde todo punto de visto, que el Presidente Chávez haya podido manejar la idea según la cual la ONU pueda intervenir militarmente en Honduras.

Pero la indignación que seguramente abriga también a todo hombre y mujer libre y democrática en cualquier parte del mundo, no es tanto por lo que ya ocurrió en Honduras; es por el trato que se le está dando internacionalmente. Y sobre todo por el puritanismo e hipocresía con que se ha manejado. Cuando las manos están manchadas de sangre los guantes impolutos pueden destacar más las pústulas que cubren. Al respecto cabría preguntarse: ¿No son acaso golpes de estado continuados y por consiguiente merecedores de ser repudiados, rechazados y sancionados, también internacionalmente, el despojo de sus derechos y atribuciones como gobernantes a Antonio Ledesma, elegido con más votos que el Sr. Zelaya, a la Alcaldía Metropolitana, a Pérez Vivas en el Táchira, a Pablo Pérez en el Zulia, a Capriles Radoski en Miranda, a Salas Feo en Carabobo … la instrumentación de leyes y prácticas para acumular poder central y cercenar la descentralización como conquista histórica del pueblo venezolano… No son también golpitos de estado?

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