EMPUJANDO HACIA ABAJO
Publicado el August 16, 2009
Para los andinos los términos arriba y abajo nos son muy familiares. Tal vez sea porque nuestras montañas facilitan la orientación, permitiendo en términos geo-gráficos- indicar que se asciende o se desciende, se sube o se baja, y sin lugar a equívocos la dirección que se da cuando se utilizan no admite desviaciones, cosa que en planos totalmente horizontales sí es posible. De ahí que muy felizmente la verticalidad se asocia al proceder correcto y el ascenso se indique con línea que busca el cielo. Consideramos pues, que si queremos ser explícitos y lo que se exprese no se preste a tergiversaciones, la utilización de estos términos es un recurso valiosísimo.
El mini preámbulo del párrafo anterior lo consideramos necesario porque lo que queremos expresar en la presente entrega nos resulta tan grave que el llamado para su atención va en todos los órdenes y no exagero si lo califico de angustiado. El país se hunde; es decir, va hacia abajo.
Cualquiera que se detenga un instante a observar lo que sucede, lo que acontece, y no tan de prisa, en plan retrospectivo, a ver como se ha venido transformando y deformando la nación venezolana por obra de quienes se empeñaron en implantar un régimen autocrático, a todas luces contrario a la cultura democrática y convivencia pacífica, tolerante, sin complejos civiles ni militares, abierta al mundo en sus manifestaciones culturales, científicas, tecnológicas, a corrientes migratorias que la hacen el centro del universo en pluralismo y oportunidades para el desarrollo social, político, económico, y que desde la muerte de J. V. Gómez –otro bolivariano terco en quedarse en el poder hasta su muerte- se fue construyendo a base de la consolidación y fortalecimiento de las instituciones públicas y privadas, de la descentralización, de la división y equilibrio de los poderes del Estado, del respeto a los derechos humanos, a la libertad de expresión y a la más amplia formación de la personalidad del ciudadano; valga decir, que desde que Venezuela entró a siglo XX, tardíamente, como asentara con su brillo de siempre el gran merideño universal Don Mariano Picón Salas, verá que esta “tierra de gracia” ya no lo es tanto. Contemplará, con dolor, que desde hace diez años el país se ha transformado en un escenario de contradicciones, de pillerías, de trácalas electorales, de sumisión vergonzosa de las instituciones y poderes públicos, del desprecio a la vida, de corrupción generalizada, en fin, de tantos hechos y actos que de no estar nutridos de odio y manchados de sangre, con base a estrategias planificadas para perpetuarse, podría calificarse de simple teatro del absurdo.
Este cuadro, al que no solo se llega por engaño, pues es evidente la injerencia de la mente y manos de obra extranjera que no oculta su carácter mercenario, debe tener en cuenta que el Socialismo del S. XXI -otra farsa más de las muchas ideologías que encajonan el pensar y son responsables de los disparates que confunden al mundo- es el mismo socialismo científico –comunismo- que fracasó por inviable en países en donde llegó a tener cerca de 70 años, Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, en otros, con menos años, desapareció, y en otro, languidece, como en la bella Cuba, en un mar envilecido de miseria, aunque alguien, sin tener el menor sentido del significado de las palabras, creyó que era igual decir, “mar de la felicidad”.
El panorama que monitoreamos, en los últimos días se ha visto “enriquecido” con una radicalización que debe ser también examinada con detenimiento. De entrada resalta el desafío y violación de la Constitución y Leyes de la República. No menos ostensible es observar que quienes protagonizan esta arremetida son altos jerarcas del régimen que “ayer no más no tenían un cuero donde caerse muertos” y hoy seguramente sirven de insumo para que nuestro país sea catalogado por el BMI como uno de los más corruptos de la tierra. Es curioso que haya sido un militar, de la armada creo, quien leyera, como para dictar pauta, una especie de discurso mando, con “canto de solicitud de estrellas y de soles”. Ser más revolucionarios que la revolución podrá equivaler a llamar la atención estirando el cuello, así en el fuero interno se actúe en sentido contrario porque se sabe que la sumisión se premia y el rastacuerismo, mostrado con arrojo, abre puertas, créditos, licencias y franquicias. EL general Baduel, con todo respeto, podría agregar: hasta que el “líder”, compadre, no malicie que pudieran eclipsarlo.
Pero esta arremetida para quienes puedan creer que están haciendo una gracia les puede resultar una morisqueta. Para concluir, basta agregar, que quienes empujan, si no saben hacia donde, y lo hacen en dirección opuesta a la meridiana claridad del cielo, valga decir, con respeto a la Constitución y Leyes de la República, pudieran estar llevando el carro de la revolución hacia el abismo, equivalente a decir, cavar su propia tumba, Por supuesto, sin el sentido mítico y espiritualidad religiosa de los cartujanos.
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