Alberto Nicolás Newman Briceño

Nov 21, 1936 – Jun 06, 2025

Artículos de opinión del distinguido Dr. Alberto Newman

En memoria de un hombre sabio, íntegro y comprometido con su país.

EL PRÓXIMO PRESIDENTE DEBE SER CONSECUENTE

Publicado el May 25, 2011

Entender la orientación que le ha dado Chávez a su gobierno en su ya largo ejercicio de la Presidencia de la República , fácilmente ubicable en el tiempo que transcurre desde la toma de posesión, y más específicamente desde que se aprobó y entró en vigencia la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela -1999- hasta hoy ; valga decir, una docena de años, es tarea muy difícil de llevar a cabo con éxito. Tan difícil, casi imposible, que bien puede decirse que ni siquiera sus más cercanos y connotados seguidores, incluyendo los conjurados golpistas del Samán de Güere, pueden establecer una ilación entre lo planificado y programado antes de ser gobierno y lo que ha implantado o ha querido implantar ya teniéndolo en sus manos. Se corrobora lo observado en que antes de llegar a la Presidencia, la conducta y prédica, con sus arengas para conquistar el poder a como hubiera lugar -04 de febrero de l.992- no asomó el radicalismo en la transformación estructural del Estado y en la subordinación del ciudadano de manera absoluta a éste; tan es así, que en el texto de la instrumental, preámbulo, principios y normativas específicas, con que se le da cuerpo a la Carta Magna no aparece para nada el posteriormente cacareado socialismo del SXXI, y ni remotamente el socialismo científico-marxismo-comunismo. (La Constitución de la Republica Bolivariana es un máximo instrumento legal, sustantivo y procedimental, concebido y alumbrado, con los clásicos lineamientos de la socialdemocracia, con marcado tinte burgués e inspiración capitalista –conste que no empleo los términos con la menor intensión peyorativa-; recién aprobada el Presidente la consideró como la “mejor del mundo” y en muchas oportunidades ha sostenido que “dentro de la Constitución, todo, fuera de élla, nada” En el día a día la viola cuantas veces le da la gana, con el agravante de la complicidad y complacencia de los otros poderes públicos.)

Pero el meollo del desenvolvimiento del gobierno central es su inconsecuencia. Su engañosa incoherencia, a menos que no sea su obstinación y tozudez para aferrarse al mando, sin preocuparse por el respeto a elementales principios que en todas las democracias del mundo imperan, como la alternabilidad en el ejercicio de la Presidencia y los altos cargos públicos, conforme a lapsos establecidos constitucionalmente. Su desconocimiento y violación es causa de gravísimos problemas (véase lo que está en ebullición en el Norte de África y en el Medio Oriente). Esta última referencia debe preocuparnos muchísimo a los venezolanos, pues Chávez, con saldo en rojo en todo lo que implique gobernar y orientar un país, va para 13 años en el poder, y nadie puede persuadirlo que pretender continuar es un desprecio a las lecciones de la historia, a la sentencia del Libertador en el Congreso de Angostura -1819- y no pasearse un instante por el balance de su obra, harto analizada y sufrida por la inmensa mayoría de los ciudadanos y, en fin, por una elemental consideración a quienes le han acompañado, gentes del PSUV o del PCV o simplemente chavistas, que deberían competir, sin complejos de minusvalía política –capitis diminutio- con el candidato de la MUD, quien seguramente la ganará a Chávez o al que se abandere oficialista, a regañadientes del jefe. A este último se le reconocerá su entereza, rompiendo la condición de eunucos políticos como ya los han etiquetado.

Los aspectos que hemos venido desarrollando, sin pretender que sean originales del suscrito, pues estamos seguros que la gran mayoría de los venezolanos los tiene en su mente, abundarán en lo que podríamos llamar el debate de los atributos que en el proceso electoral mostrarán los participantes, en cuanto a sus conocimientos y formación, a los méritos que le adornan, en cuanto a su trayectoria, en la verticalidad de sus acciones, y en el respeto a los valores morales, a la palabra empeñada, a la probidad de sus ejecutorias. Estamos todos de acuerdo en que Venezuela necesita en la Presidencia de la República a un hombre o mujer, consecuentemente respetable.

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