Alberto Nicolás Newman Briceño

Nov 21, 1936 – Jun 06, 2025

Artículos de opinión del distinguido Dr. Alberto Newman

En memoria de un hombre sabio, íntegro y comprometido con su país.

EL CAMINO TORTUOSO

Publicado el May 12, 2010

El convencimiento que el país, nuestro país, no puede seguir el camino tortuoso de la llamada revolución; ese proyecto en marcha que ya para la gran mayoría de los venezolanos y gentes pensantes del mundo no es más que un sartal de disparates, devenido en el ejercicio de la incapacidad manifiesta y en el refugio de mediocridades, alimentadas en resentimientos cargados de odio y de frustraciones de activistas logreros, incubados dentro y fuera de nuestras fronteras –caso de los cubanos- que enfilan sus baterías hacia quienes tienen bienes –propiedades- de formación, trabajo, fortuna y talento, y que llegan a atentar contra lo sagrado de la existencia del ser humano, pues solo los hombres creen y crean y hacen cultura de la fe y de su esfuerzo para conformar su personalidad, atesorando un mundo maravilloso de creencias, de conocimientos, de afectos, trasmisibles a su familia, a su comunidad, a su nación. Ese camino tortuoso humanamente es imposible de transitar porque es el mismo que trazaron déspotas monstruos de la talla de Hitler, Mussolini, Stalin, Fidel (que desde que invadió a Venezuela, por las Costas de Falcón, Oriente, Machurucuto, no ha cesado en el empeño de sumar al fracaso de su revolución cincuentona a nuestro país y otros de Latinoamérica; recomiendo leer el libro de Antonio Sánchez García y Héctor Pérez Marcano: “La Invasión de Cuba a Venezuela, De Machurucuto a la Revolución Bolivariana 2007).

Solo el recuento de las aberraciones históricas de los regímenes que se han caracterizado por su apego al poder y su intolerancia, criminal, megalómana, bastaría para que en nuestro país se erradicara la pretensión de parecerse, a Cuba, por ejemplo. Pero la preocupación es mayor si observamos como la tozudez avanza y hasta en forma ostentosa enarbolan los fracasos tratando de confundir con campañas desmesuradas que niegan sin ningún rubor el descalabro en seguridad, criminalidad cebada en los más jóvenes, escasez de alimentos, pérdida de empleo, empobrecimiento acelerado, y por la vía de la confiscación y expropiación ir reduciendo la capacidad de producción para hacernos más dependientes de las importaciones que controla el régimen con el doble propósito de congraciarse con los países a quien les compra y hacerles troncos de negocios a los importadores comisionistas, con el arruinamiento de los productores nacionales. Obviamente que se trata de una estrategia calculada con vista al control absoluto de todos los poderes públicos y la destrucción de las instituciones republicanas, democráticas, con ensañamiento con las que tienen que ver con la formación de la personalidad de los jóvenes, de su futuro, ese que solamente se puede lograr en institutos de educación libre, impartida a los niños en sus hogares, en escuelas y colegios públicos y privados, en donde esté ausente la mano militarista y la inclinación al cariño por las armas, y a los de edad mayor en las universidades autónomas, en centros de educación superior, de investigación, con claridad en la orientación para hacer ciudadanos útiles, creativos, sin complejos patrioteros, hombres y mujeres universales, en su pensamiento y en sus ambiciones.

Ante el cuadro antes expuesto, tétrico, vivido y sufrido por los venezolanos de todas las corrientes, no queda otra que la del pacifismo activo. Las tareas son muchas, empecemos por lo más sensible, como la de condenar y rechazar, de la manera más categórica, ese desafío a la inteligencia de los padres, de los maestros, de los educadores, de tomar a los niños y adolecentes para moldear su mente, fresca y pura, en un uniformado cuerpo de choque, capaz de identificarse con el “santo y seña” de “socialismo, pattia o muette”, llamado, como para que no haya duda de su intensión perversa, “guerrilla comunicacional”. Y esa otra, que constituye el mayor insulto a nuestras creencias, de caricaturizar con armas de destrucción y muerte a nuestras más sagradas y veneradas imágenes de Jesucristo y María Virgen. Les ruego a los amables lectores acepten mi disculpa por referir tan grotesca afrenta. DIOS LOS PERDONE.

← Volver al índice