CUANDO LAS DIFICULTADES ARRECIAN
Publicado el October 16, 2011
Cuando las dificultades arrecian la esperanza se refugia en la ansiedad de verlas pronto desaparecer. Es como si un mecanismo de defensa nos diera ánimo para enfrentarlas y hacer que su perversidad cause menos daño. Los proverbios o decires populares vienen en nuestro auxilio y así ponemos en práctica lo que a diario oímos y repetimos, como “al mal tiempo buena cara” o “el mal paso ándalo breve”. Estas pequeñas reflexiones vienen al caso porque en estos momentos, o mejor dicho de hace un tiempo a esta parte –un poco más de 12 años- se han venido acumulando insensateces y repetido estupideces por parte de quienes nos gobiernan y administran la nación desde las esferas centrales que nos resistimos a creer que tengamos capacidad de aguantar para verlas, simplemente, sin alterarnos. Ya estamos en presencia de pequeños estallidos, presagios de mayores, que se anuncian en las miles de protestas de todos los sectores sociales, al cual más justificada, por la violación de sus derechos humanos, con el agravante de respondérsele de manera más indignante aún con mentiras, con reiteración de promesas, para no repetir el triste episodio del “échele gas del bueno”.
Ciertamente que las dificultades se presentan cada día mayores, por lo que debemos esperar que la indignación crezca. El gobierno central es incorregible en su conducta porque está en su naturaleza, dada las reiteradas muestras de incapacidad, de tozudez para repetir errores, y por sobretodo, de la soberbia de no aceptar que al frente de los despachos ministeriales, desde donde se deben formular y ejecutar las políticas y planes para atender los problemas y enderezar los entuertos, se han enquistado personeros que no tienen idea de lo que están haciendo, a memos que no sea vestirse de rojo y aplaudir, hasta las barbaridades que el jefe a cada rato les especta. Los amables lectores le agregaran lo de la corrupción a cielo abierto, la inflación que nos distingue en el mundo, el endeudamiento sin límite para beneplácito de chinos y rusos, el armamentismo -¡Dios nos libre de tener que utilizarlas alguna vez! Pero volvamos a la razón de las protestas, que van, desde el reclamo a la reparación de las vías, principales y de penetración, el abandono de barrios y poblaciones enteras, el pago de salarios y sueldos justos, de la “pensioncita” que debe ser para todo el mundo, el mal servicio de la electricidad, del agua potable, de salud y asistencia hospitalaria, de edificaciones escolares o en muy mal estado, pasando por todas, absolutamente todas las carencias, incluida la escases de alimentos, medicinas y repuestos… y la viviendas que si se construyeran con la audacia con que se anuncian sus planes, mal podríamos estar hablando del gran fraude, de la gran estafa, en que se ha convertido todo lo que toca y pregona el Socialismo del S XXI.
Pero hay algo que sobrepasa el memorial de agravios, imposible de armar como mediano inventario de todo lo negativo que le es característico al régimen imperante: es la violación al derecho a la vida. La cifra es por demás elocuente: 58 homicidios por cada 100.000 habitantes. Está entre las primeras del mundo. La mayor preocupación de los venezolanos es justamente la inseguridad. Dios nos concederá la gracia que la esperanza alimenta el 07 de octubre próximo, y ya no nos avergonzarán las cifras.
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