Alberto Nicolás Newman Briceño

Nov 21, 1936 – Jun 06, 2025

Artículos de opinión del distinguido Dr. Alberto Newman

En memoria de un hombre sabio, íntegro y comprometido con su país.

CUANDO EL TIEMPO APREMIA

Publicado el October 07, 2009

Creo que mucho de lo que está pasando en Venezuela en buena parte se debe a no haber sabido utilizar el tiempo y que, esta pérdida, en igual o mayor proporción, es responsabilidad de quienes han dirigido la nación pensando en un proyecto que ya hemos calificado de inviable (no nos cansaremos de reseñar el registro histórico del fracaso del socialismo científico=comunismo, en los países donde se ha implantado. En la URSS duró, ciertamente, 72 años, mantenido a costa del sacrificio de millones de vidas, así como en la Europa del Este y en Cuba, en la bella isla caribeña, durante 50 años se paralizaron los pulsos de la vida decente, esperanzadora, para petrificar un régimen militar militarista “revolucionario” que solo puede exhibir su tozudez en dominar y sojuzgar al pueblo y hacer de los Castro voceros del desafío a la democracia, la libertad y la paz). En honor al equilibrio del enfoque debemos agregar que la pérdida del tiempo también debemos asumirla volteando el lente para ver qué es lo que hemos hecho ante tamaño despelote del régimen imperante en estos prolongados diez años, empezando por reconocer que fueron muy pocos –modestamente me incluyo en esta porción disminuida- quienes se atrevieron a advertir las amenazas que se cernían sobre Venezuela desde el mismo momento en que afloró el frustrado y cruento golpe de estado del 04 de febrero de l.992, liderado por Hugo Chávez. En esta parte, sin pretender hacer cargos extemporáneos, debemos recordarle a los famosos notables que aún están en mora con la República y sus instituciones democráticas por haberse confabulado en su empeño en darle cuerpo a la corriente que a diario atentaba contra el desenvolvimiento instrumentado por la Constitución de la República de Venezuela de l.961. Destáquese que su resentida mal intensión se centraba en desprestigiar al gobierno de turno, al Pacto de Punto Fijo, al que le debemos, con todo y la maledicencia que se orquestó en su contra, cuarenta años de democracia imperfecta pero estable, y a no dudar preferible a la actual, a la que no podrá llamarse honestamente igual. Así como también la feroz arremetida contra los partidos políticos, que en efecto habían cometido muchos errores pero no en magnitudes que justificaran el avenimiento de un régimen de fuerza, que ni en casos extremos puede aceptarse porque de hacerlo se quebrarían las reglas de juego civilistas, los ordenamientos institucionales, con el agravante por parte de los personeros del estímulo “al palo a la lámpara” de desconocer la monumental obra realizada en la llamada Cuarta República, ahora más ostensible al ponerse al lado de la “invisible” de la última década, a menos que no sea el inconmensurable despilfarro -900.000 millones de dólares-, la estratosférica corrupción, la inseguridad, criminalidad y violencia. Y por sobre todo la incapacidad manifiesta por desconocimiento de normas y procedimientos para la administración de los bienes de la nación y sin políticas coherentes que impulsen el desarrollo y bienestar colectivo. Ojalá y no lleguemos a tener un Presidente “sin nombre” y desaparecido “por haberse jugado la vida” en algo que no pudo cumplir: la erradicación de los niños de la calle y pobreza en todo el territorio nacional.

Estamos ante un estado de cosas que no es posible cruzarse de brazos porque las manos podrían sentirse como brazas en nuestros propios brazos, y estarse quieto equivaldría a la parálisis de quien renuncia a su legítima defensa. Pensemos en el país que nos legaron nuestros inmediatos antepasados, bello, sin complejos, con oportunidades para todos. Ahora convertido en un descampado de oportunistas “y que revolucionarios” en donde se premia la sumisión, la mediocridad y el silencio encubridor y cómplice. Tengamos la seguridad que es mentira que el Libertador, Simón Bolívar, pudiera abrigar en su mente ideas para dar cuerpo a instrumentos legales como los recientemente aprobados –LFABN, la de la elevación a las milicias a categoría de componente de de la FABN, de inspiración en la Cuba de los Castro- dando lugar a una división espantosa de pueblo armado y pueblo desarmado. Que es falso que Venezuela necesita armarse a costa de endeudarse y de distraer hombres que son necesarios en el desarrollo general de la nación, y que gastar inmensas cantidades en armamentismo es el contrasentido más grande del mundo, justo cuando se está demostrando que los conflictos, de cualquier naturaleza, se resuelven inteligentemente por la vía del diálogo, de la diplomacia, del entendimiento. Dicho en términos que recogen lo observado en el diario trajinar, cargado violencia y muertes, las armas solo sirven para que los delincuentes maten a los ciudadanos o para que los policías los maten a ellos, cuando no se confunden en un haz de trágica complicidad. Las muertes van in crescendo porque hay muchas armas en la calle.

Lo dicho no es más que una muestra, muy pequeña, para llevar al análisis del laboratorio. El resultado ya lo sabemos; apliquemos los tratamientos para corregirlo y no dejemos que el mal llegue a fase terminal. El tiempo apremia.

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