CON FE Y ESPERANZA
Publicado el August 28, 2010
En la vida cuando los hechos adversos acosan los sentimientos afloran en risa o llanto; en el medio el pesar nos invade y pudiera suceder que se nos presenten distintos estados de ánimo que van desde la apatía, la anomia, la resignación, la exasperación indignada, o por el contrario se templa la voluntad con serenidad y sacando fuerzas de esa cantera inagotable del poder volitivo que todo ser humano tiene como impulso de sobrevivencia, nos lleve a actuar con cordura para sobreponernos y sortear con éxitos los momentos difíciles cuando se pone a prueba la entereza de la personalidad de cada quien, individualizada en su empeño de salir adelante. Pero nada se habrá hecho si el motor de la fé, la que mueve montañas, no se nutre del espíritu en que todo nos va a salir bien, como desafío del mal, por esa fuerza inconmensurable de la divina esperanza.
Los amables lectores comprenderán que si me meto en honduras, tal vez reservada al frío estudio de científicos profesionales, es porque todos estamos padeciendo de la angustia de ver y sentir como se pretende deformar la manera de ser de los venezolanos, de su ideosincracia, su encantadora convivencia que hasta hace poco nos mostraba al mundo como seres pacíficos, tolerantes, receptivos, que miraban con agrado la llegada de gentes aventada por la intolerancia, la persecución y las penurias en otra latitudes (permítame recordar con agrado y añoranza a los maestros españoles e italianos; al doctor Félix de Gaubeca, a Ramón Chulía, a Berecibar, a Manuel Mujica Millán, al doctor Goethe, a Restituto Ferrer, a Arconada, al doctor Bubs, a De La Fuente, a los Grespan, los Dizzio, al viejo Tazzone, a tantos otros que con sus convicciones republicanas y amor al trabajo, impartieron en nuestro país sus conocimientos universales y plasmaron en obras imperecederas su grandeza y generosidad, con el desprendimiento que en sus naciones de origen la tiranía autocrática, siempre brutal y mezquina, les impidió dárselo a su patrias a manos llenas y mente abierta). Hoy pareciera que en nuestro país la historia giró en redondo y lo que diera lugar al registro de páginas llenas de solidaridad libertaria, se ha truncado en que es aquí en donde se impone la diáspora de evadirse para hacer que nuestros connacionales, por obra de la pseudo revolución socialista-comunista, quieran sustraerse a la destrucción institucional de la republica y tengan en sus sentimientos el peso de un acoso que da risa, como ya lo hemos dicho, y que dramatizada de repugnante cinismo lo evidenció la garganta y la boca desvergonzada de Izarrita, el mismo que guindándose de las medias del jefe quiso hacer méritos pregonando la hegemonía comunicacional, asido de la “TV del SUR”; cuya risa y descaro no podrá secar las lágrimas de los familiares de los 150.000 homicidios que como trofeo de sangre “rojo rojito” es lo que puede presentar la incapacidad para combatir la inseguridad y la violencia por parte del gobierno-régimen en sus once años de pregonar engaños (¿?). Pero a la risa cínica y a las lagrimas vertidas en desahogo de las presiones del alma por la pérdida de seres queridos y el acoso del desempleo y las privaciones por el descalabro de la economía, la inflación –el mayor impuesto a los pobres- afectando los menguados ingresos de los sectores más necesitados, en la gran mayoría de venezolanos, como ya lo estamos viendo, lejos de amilanarnos, se está transformando en sentimiento positivo, en decisión inquebrantable de rescatar los valores que quieren mancillarse, en reconstituir la institucionalidad republicana, el desenvolvimiento democrático de la libertad, el respeto a los derechos humanos e impedir que en modo alguno se viole la Constitución.
Y porque el proyecto absurdo que ha sumido a Venezuela en u n paréntesis de contradicciones despreciables, causa y efecto de mucho daño a toda la nación, por fracasado y por inviable, el próximo “26 de septiembre”, con invitación especial a todos los sectores sociales, corrientes políticas, a quienes se han mostrado indiferentes pero que estamos seguros le duele tanto como a las mayorías comprometidas el mal ocasionado y hasta las personas que creyeron en los señuelos de cambio, sucumbirá, vamos a ponerle términos mediante el ejercicio de la soberanía popular. La República deposita en cada una de las manos de venezolanos el voto reivindicador, ejercemoslo honradamente.
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