ALUMBRANDO EL FUTURO
Publicado el July 31, 2010
Recordar los mensajes de su Santidad Juan Pablo II es nutrir el espirito con el alimento que los Enviados de Dios traen a la humanidad justo en los momentos que más lo necesita. Con la mayor humildad y con el ruego me perdonen los amables lectores por meterme en lo que pudiera ser sagrado en su fuero interno, creo que debo utilizar este espacio para reiluminarnos con la sabiduría del Santo Padre, dándole cuerpo a este brevísimo ensayo periodístico con la cita de dos de sus inmensas lecciones. Previo, dedo expresar que me incluyo, con la angustia que esta confesión conlleva, en la gran mayoría de los venezolanos que estamos viendo y sintiendo que el país se destruye inmisericordemente y que el régimen que se instauró con prédica engañosa desde hace once años, cada día lo lleva a la ruina, en todos los órdenes, a tal punto que con dolor reseñamos, no hay institución que no esté afectada; que violando a diario la Constitución y Las Leyes se atenta contra la ciudadanía en sus derechos humanos y que las torpezas y corruptelas putrefactas llegan a extremos de derramarse fuera del territorio nacional para presentarnos como una nación distinta a la armoniosa, solidaria, convivencial y pacífica que ha sido. Todo agravado por la incapacidad, la corrupción desenfrenada, el armamentismo insensato, y estilo de actuar de las altas esferas que desconocen, con manifiesta conducta encubridora, la inseguridad, el robo descarado sin importarle las nauseabundas consecuencias –la comida importada en cantidades innecesarias y dejadas podrir como ardid para engrosar la cadena del saqueos a los dineros públicos-, la injerencia de la Cuba Castro Comunista hasta poner en duda los principios de soberanía nacional.
Nuevamente pido perdón por dejarme llevar por la abundancia de las calamidades que padecemos los venezolanos, pero es tal la gravedad del daño, que a nuestro empeño de enfrentarlo debemos sumarle el convencimiento de estar haciéndolo por mandato divino, y eso es la esperanza que nos trasmite su Santidad Juan Pablo II con su inmenso poder de estímulo a la lucha, al enfrentamiento a la barbarie, al rechazo al endémico insulto a la decencia, al vivir sin sobresaltos y sin temores a perder no solo nuestra propiedades, sino nuestra vida y la vida de nuestros hijos, de familiares o amigos (más de 150.000 ha cobrado la onda homicida en la última década). Las palabras de su Santidad tienen un sentido de respuesta de dignidad del ser humano y en particular al desprecio a la formación integral del hombre que se quiere poner al servicio del Estado despótico, quitándole el derecho a la formación de su personalidad libre, a la educación privada, con acoso a las Universidades, a la libertad de expresión, a desarrollar iniciativas, sus capacidades creadoras, sus sueños, a profesar cualquier credo, y a esa soez y enajenada arremetida contra la Iglesia Católica, la Conferencia Episcopal Venezolana, el Cardenal Jorge Urosa Sabino, quien en la misma medida que lo atacan se agiganta y su denuncia-mensaje va a la mente y al corazón de los venezolanos con la fuerza de una verdad del tamaño del país: Venezuela no quiere al marxismo-leninismo=comunismo. ¿Por qué si lo pregonan, los corifeos del régimen se alborotan cuando se les hace ver el error en que se encuentran y han metido a Venezuela y amenazan con ir a conflicto con el Vaticano, sin tener algún asidero legal? Más del 95 % de los venezolanos no quiere un gobierno-régimen comunista.
Los mensajes de su Santidad Juan Pablo II que acrecientan nuestro agradecimiento, respeto y admiración, por su inmensa obra enaltecedora de la humanidad en su expresión excelsa del amor y la paz, y que como bálsamo divino robustece la esperanza de los venezolanos, están, en primer, lugar en su libro: “Memoria e Identidad” , que resume en sus palabras: “He tenido la oportunidad de experimentar personalmente las “ideologías del mal”…Primero fue el nazismo… el comunismo ha sobrevivido más tiempo… Su pronóstico que tiene el don de la infalibilidad, se está cumpliendo inexorablemente… “una parte de esa fuerza que desea siempre el mal y que termina siempre haciendo el bien”. El otro mensaje lo dio al pueblo de Cuba para el mundo: “No tengan miedo”.
Convencidos que en el primero de los mensajes, ya la historia le dio el razonado asentimiento confirmatorio y, en el segundo, el Santo Padre nos puso en nuestras conciencias la fuerza necesaria para actuar responsablemente, vamos a ponerlo en práctica con orgullo y entereza. El próximo 26 de septiembre votaremos mayoritariamente por la DEMOCRACIA, LA LIBERTAD Y LA PAZ.
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